Monseñor Jorge García Isaza CM
Vicario Apostólico de
Tierradentro
Tabla de Contenido
I
- A manera de Preámbulo
II
- Identificación y Ubicación
Nombre
de Tierradentro.
Ubicación
y Geografía
Límites
Hidrografía
Ríos
y Quebradas
Lagunas
Reflexión
sobre aguas de Tierradentro
III – Habitantes
Origen
de los Paeces
Época
primitiva
Siglos
XII, XIII, XIV, XV.
Siglo
XVI
Siglo
XVII
Siglo
XVIII
Siglo
XIX (Tiempo de la Independencia)
Resumen
del desplazamiento
IV – Misión Católica en Tierradentro
Religiosidad
de los antiguos Paeces
Presencia
de La Iglesia Católica
Época
de los Jesuitas
Época
de los Franciscanos
Época
de los Diocesanos
Época
de los Lazaristas (Vicentinos)
Prefectura
Apostólica
Vicariato
Apostólico
Comunidades
religiosas
Misioneros
Vicentinos
Hijas
de la Caridad de S. Vicente de Paúl
Hermanas misioneras de la Madre Laura
Hermanas
de San Juan Evangelista
Hnas.
Franciscanas de María Auxiliadora
V
- Índole de los Paeces – Reflexión.
|
PREÁMBULO
Muchas veces me he preguntado porqué la
mayoría de las niñas y los niños en las
escuelas y en general los habitantes
de Tierradentro no conocen
casi nada de la historia y la
geografía de su pueblo.
De la primera, apenas y en forma
muy fragmentada conocen
algunos de los mitos y leyendas, tejidas
más por los extraños que llegan a
la región por la curiosidad de conocer
lo indígena o con el propósito de
estudiar, y recogiendo algunos datos y haciendo
fantasías las van
convirtiendo en “historias”, que en muchas ocasiones impiden por la confusión que crean, el
verdadero estudio y conocimiento de la HISTORIA con mayúscula.
Por otro lado, lastimosamente la gente
de la región que estudia, y que pudiera
hacer aportes valiosos, tiene que emigrar de la región, porque el “sistema” no
les permite progresar; yo no he podido encontrar a nadie de Tierradentro que se
haya propuesto estudiar y profundizar en
las realidades de su tierra, quienes han escrito son gente de fuera, quizá con inquietudes muy sanas
pero que carecen de aquello que sólo da
la naturaleza que surge en la región concreta donde uno nace, aquello que es
como un aspecto de idiosincrasia que le permite ver e interpretar los acontecimientos de una
manera más real y objetiva.
Además en el desarrollo de la vida política, social y
económica, este desconocimiento no les permite recoger de la experiencia, que aporta
esas lecciones de la vida tan importantes en el desarrollo de los pueblos. “Los pueblos que desconocen su historia
corren el peligro de recaer en los mismos errores de las generaciones pasadas”.
En cuanto a la geografía, sin duda en los programas de educación de las últimas décadas hay muchos vacíos en
esto y en otros aspectos fundamentales, como la falta de estudio del entorno y del
contorno en el que se vive, problema que
trae como consecuencia el desarraigo de lo propio, por parte de las nuevas generaciones, y entonces se hace
una realidad aquella verdad axiomática “Nadie ama lo que no conoce”.
Los antiguos se trasmitían los conocimientos de la
cultura, de la historia y de la geografía,
por los medios orales; el
patriarca de la casa tenía ocasión de hacerlo,
cuando al calor del fogón, - “el
hogar” -, se reunían los miembros de la familia para
compartir, junto con los alimentos, por un lado la vida del presente: el acontecer de cada día, que
iba forjando la experiencia y afianzando los principios; y por otro, la vida
del pasado, la historia de los
ancestros con sus valores sociales y religiosos, que iban acumulando la riqueza cultural que
se trasmitía de generación en generación.
No había entonces los famosos medios de comunicación
masiva, que lastimosamente en Colombia
no son “Medios de Comunicación”, sino “negocios” de la comunicación, porque no
se trasmiten los valores, riquezas,
principios y bondades de los pueblos, sino que casi como un masoquismo, sólo
hablan de crímenes y violencia y parece que sintieran placer en la tragedia y
en el dolor. En el mundo moderno, los
medios han realizado el fenómeno social de acercar
globalmente unos pueblos con otros, pero han distanciado y aislado a los individuos, de manera
particular en el núcleo de la familia, y
con esto han empobrecido una de las fuentes
y valores más ricos del ser humano, cual es el de la comunicación
interpersonal, el intercambio entre los ancianos y los jóvenes, que generaba un aprecio
especial por la familia, por los ancestros, por el terruño propio. Con razón
formulaba el poeta; “Siquiera se murieron los abuelos”.
Cómo haría de bien y cómo valdría la pena revisar
los programas de educación y enseñanza para
volver a descubrir en el conocimiento de la geografía de la patria chica
y en la historia de los propios
ancestros, las inmensas riquezas y los
legados de las generaciones pasadas, que
no se aprecian porque no se conocen.
Estos apuntes que he ido recogiendo, sin ningún afán, y sin ninguna prisa y no han
tenido prácticamente ningún otro objetivo
fuera de la satisfacción personal, quizá algún día los encuentre alguien
y hasta puedan servir a otros. Muchas de
las afirmaciones y reflexiones a lo
largo de ellos, no son propias y las he ido recogiendo de aquí y de allá, sin
preocuparme mucho del autor, sino porque me han parecido interesantes; otras sí
son propias y por eso no pretenden
tener otro valor que el que puede darles
la reflexión de alguien que sin haber nacido aquí ha llegado a querer esta tierra con sus
gentes como si fuera propia. Con estos apuntes no abrigo ninguna pretensión.
Quien los lea, puede utilizarlos como a bien tenga y puede estar de acuerdo o
no con lo que escribo.
IDENTIFICACIÓN Y UBICACIÓN
EL
NOMBRE DE “TIERRADENTRO”
Históricamente, esta región desde los
tiempos de la conquista se conoció como la
“Provincia de los Páez y los Guanacas”. Así aparece en los diversos documentos.
Algunos han querido explicar el nombre
como si fuera llamado así por el hecho de estar la región tan profundamente
metida en la montaña; en realidad,
muchos de los que nos visitan en Tierradentro afirman al llegar: “¡qué nombre tan bien puesto, porque esto está
muy adentro”! de manera particular cuando se entra a la región partiendo de
Popayán; sin embargo el nombre de
“Tierradentro” tiene más bien su origen en la práctica de los conquistadores cuando del
Nuevo Reino escribían a España. En efecto, cuando los españoles se referían a los lugares
por los que incursionaban en el continente después de abandonar las
costas, hablaban de haber marchado “ tierra
adentro” y cuando escribían desde allí para el viejo continente lo expresaban: desde “tierra adentro” y
agregaban el nombre del lugar que les iban poniendo a ríos y regiones; por ejemplo escribe Quesada: “Adelantando tierra adentro por las orillas del Río
grande”. Aparece pues en muchos escritos
el término de “tierra adentro”
para distinguir en general las tierras del interior de las de la costa.
También así aparecen muchos
documentos oficiales en los que se menciona “tierra adentro”, precisando luego la
provincia o el lugar. Así por ejemplo se dice: “tierra adentro en la provincia de Santa Marta” refiriéndose a la región que hoy también lleva dicho nombre en el
norte de Montería. Y también “tierra adentro en la Provincia de Páez,
en la región de la Plata”, refiriéndose a nuestro Tierradentro.
Los Padres Jesuitas que hicieron sus primeras incursiones
misioneras en la región, por el año de
1613, y luego los demás misioneros, tanto los franciscanos como los del clero
diocesano, de manera ordinaria ya
empezaron a referirse a esta región
como “tierra adentro” en la provincia de los Páez. De manera muy particular el P. Eugenio del Castillo uno de los Sacerdotes más abnegados y que más
trabajó por los paeces, comenzaba siempre sus cartas así “En las montañas de la
tierra adentro” sin especificar otra cosa, y así fue como prácticamente se dio el nombre a esta región.
Es también muy interesante darse cuenta de la evolución que
va teniendo la escritura de la palabra en los diversos escritos y documentos de
la historia, al referirse a esta región. En
los más antiguos se ve escrito el nombre en dos palabras y con
minúsculas. Así leemos en el
documento llamado “Tierras de los ocho
pueblos” y que habla de títulos y amparos que fueron concedidos a los yndios (sic) por
Reales Zédulas (sic) en el año de
1667: “Tierras de los ocho pueblos de la Parroquia de Toboyma
(sic) de la antigua provincia
de Páez en tierra adentro.” (Este documento está en la Biblioteca del
Vicariato Apostólico) Así se siguió
escribiendo durante muchísimo tiempo, prácticamente hasta cuando en los
comienzos del siglo XX, empezó a
cambiarse. Es sólo por ahí
desde 1900 en adelante cuando en ocasiones se comienza a escribir en los
documentos unas veces como “Tierra
adentro” ( escrito en dos palabras y mayúscula en la primera) otras como Tierra Adentro (dos palabras, ambas con
mayúsculas) esta práctica se va generalizando cada vez más, durante la mitad
del siglo y luego ya en casi todos los
escritos de 1950 en adelante se
escribe: “Tierradentro” una sola
palabra con mayúscula inicial como
corresponde a un nombre propio y así es
como quedó generalizado, para designar
la Región.
UBICACIÓN
Y GEOGRAFÍA
Actualmente, Tierradentro, en el Departamento
del Cauca, es una “región” situada como
formando una pirámide, en los límites con el Departamento del Huila, sobre el
flanco derecho de la Cordillera Central. Tiene una extensión de 2.085
kilómetros cuadrados. Está formado por el municipio de Inzá con una extensión de 801 kilómetros cuadrados
y el municipio de Páez (cuya cabecera es Belalcázar), con una extensión de 1284 kilómetros cuadrados
El control administrativo de la
provincia de la “tierra adentro en la región de los Páez” lo tuvo la
Gobernación de Popayán desde cuando en 1540 fue establecida esa entidad
política por las Cortes de España, cuando allá tenían un conocimiento muy
precario de las realidades geográficas
del nuevo mundo y debían basarse para las determinaciones en los informes que les llegaban de los
conquistadores del Nuevo Reino, informes que en la mayoría de los casos
respondían a intereses particulares para
conseguir prebendas o beneficios. Vale
recordar que en esos primeros años la Provincia de Popayán llegó a abarcar casi una tercera parte de lo
que hoy es Colombia.
En 1612
fue creada la nueva Gobernación de Neiva, y Tierradentro pasó a depender
de ésta, como cosa lógica, haciendo parte
del municipio de La Plata, Y aunque la nueva gobernación se crea
teniendo en cuenta también aquellos “informes” e intrigas de los conquistadores y gobernadores de turno de que se habló
antes, sin embargo, la agregación a la Provincia
de Neiva respondía mucho mejor a las conveniencias de la realidad geográfica,
étnica y política y podría permitir un mayor desarrollo a la región. La división
de territorios y sus límites
generalmente se hacía utilizando los que parecían indicados por la misma
naturaleza: los grandes ríos y las series de cordilleras que separaban las
regiones, y utilizando para éstas el
famoso “divortium aquarum”, como norma
de delimitación. La cordillera que hay entre Popayán y Tierradentro fue
lo que en último término determinó la decisión.
Después de la Independencia en 1810, comienza a organizarse políticamente la
República de Colombia, con las tremendas situaciones que se produjeron por la
abolición de las leyes impuestas por España y los vacíos que quedaron de
momento en todos los ordenamientos de la nueva realidad, vacíos que dieron origen
a tantos desórdenes y abusos; sin embargo las divisiones geográficas quedaron más o menos como las había
organizado España. Pero lamentablemente
tenemos que admitir que entre los que
lideraron y llevaron a término la guerra de la independencia, próceres y demás dirigentes de las distintas regiones del País, casi
todos provenientes de las familias
influyentes de los españoles que aún no
lograban desprenderse de su mentalidad, no fueron pocos los que dejándose
llevar de los personalismos y las
intrigas , y quizá deseosos de aparecer
como protagonistas, sembraron la división
que trajo tan malas consecuencias, y que fue raíz de la frustración del pensamiento del Libertador,
que soñaba con una gran nación unida, libre y soberana, capaz de conversar
de tú a tú con todas las naciones del mundo hasta entonces conocido.
Y si esto pasó con la Gran Colombia del
sueño del Libertador que quedó dividida en cinco naciones, algo parecido sucedió en las regiones de cada
una de estas naciones. Persistieron los caudillismos, producto en muchas ocasiones de la mentalidad de las familias acaudaladas,
herederas de las prebendas de los
colonizadores, de donde salieron la mayoría de los dirigentes de la nueva
república, casi todos formados en los principios de la revolución francesa y
que en la “teoría” hablaban de igualdad, pero
en la “práctica” no podían liberarse de la idea de ser “los señores”.
En
cuanto a Tierradentro, que es el caso
que nos ocupa, así sucedió: al momento
de la independencia, pertenecía a la
Gobernación de Neiva en la provincia de
la Plata y así permanecieron las cosas hasta 1847; fue entonces cuando por una de esas
determinaciones autoritarias que con
frecuencia tomó el famoso General Tomás
Cipriano de Mosquera, Tierradentro fue anexada al Cauca; las razones se fundamentaron en una conveniencia bélica
“Para que los indios paeces puedan
engrosar los ejércitos del Cauca”. Así reza uno de los documentos de la
época.
Esto
ha sido, en sentir de muchos en Tierradentro, una de las causas del atraso en su desarrollo; un habitante de esta región, hombre de muchos
años y no poca experiencia que me dijo no fuera a decir su nombre por temor a
represalias, me expresaba: “Los popayanejos,
fuera de que creen que el Cauca
es Popayán y nada más, nunca le han
perdonado a Tierradentro que los paeces
jamás fueron vencidos por sus
flamantes capitanes. Por eso
mientras dependamos
administrativamente de la Gobernación
del Cauca, ellos harán hasta lo imposible por impedir que
Tierradentro prospere” (D.V.P.) Estar o no de acuerdo con la aseveración
anterior, cada cual puede hacerlo; pero
la verdad es que la distancia y el
aislamiento que da la cordillera, hace
que económica y socialmente Tierradentro
tenga muchas más relaciones con el Huila.
En 1863
se trató de rectificar el anterior error
y Tierradentro fue anexado al
nuevo Estado del Tolima, pero en
1905 conveniencias alegadas desde
Popayán, sin contar para nada con el
sentir de la región afectada, y con el
señuelo de organizar los municipios de
Inzá y Páez, se volvió a anexar al Cauca. Y en 1907 se organizaron los
mencionados municipios, bajo el gobierno
del General Reyes.
En varias ocasiones y ante las
dificultades que se presentan en las
relaciones de toda índole con Popayán, han surgido movimientos de separación del Cauca, que inmediatamente son sofocados por sus
políticos de turno que temen perder los
votos que ordinariamente tienen aquí cautivos.
LÍMITES
De hecho la región como tal tiene los
límites de los dos municipios que la componen y entonces podemos describirlos
así:
Tomamos como punto de partida la
desembocadura de la quebrada llamada “Topa” en el río Páez al pie del Caserío llamado Puerto Valencia: bajando por el río
“Páez”, hasta el lugar donde le cae el
río “Negro de Narváez”, se sube por éste
hasta su nacimiento. De allí se toma por detrás del Nevado del
Huila hasta la cuchilla de “Santo Domingo”[1].
Se sigue por el filo de la cordillera limitando con Jambaló y llegando a las
peñas que dan origen al río “Pisnos” en la mitad del páramo de “Moras”. De allí
se toman las cimas más altas que separan
las vertientes de los ríos “Piendamó” y “Moras” hasta llegar al alto de “San
Lucas. De éste, siguiendo el filo de la
cordillera hacia el sur, se atraviesa el páramo de “Las Delicias” hasta el
nacimiento del río “Negro de Ullucos”. De este punto se sigue en línea sinuosa
por las montañas de “Moscopán” hasta el nacimiento de la quebrada de “Topa”. Siguiendo el curso de ésta se llega
hasta su desembocadura en el río “Páez”,
lugar de partida.
HIDROGRAFÍA
Ríos
y quebradas
La hidrografía de Tierradentro, fue una de las más ricas del territorio nacional, por la situación montañosa de su
suelo. Hoy esa riqueza está amenazada como se verá un poco más adelante. Tiene
la característica de que absolutamente todas
sus aguas llegan a recogerse en el río Páez que a su vez se une al Magdalena en el lugar llamado “Paso
de El Colegio”; aquí sólo voy a mencionar los datos más importantes.
El río “Páez” que nace en la laguna de su mismo nombre cerca del nevado del “Huila”
y atraviesa de norte a sur todo el territorio, tiene cerca de su cauce las poblaciones de
“Caloto-Wila, Naranjal, Tálaga, Guaquiyó, Avirama, Belalcázar, Guadualejo,
Ricaurte, Valencia, La Plata, Itaibe, Tesalia, etc. Y desemboca en el
Magdalena en el lugar llamado “El paso
de El Colegio”. Recibe el tributo de
todas las vertientes de agua de Tierradentro que son cerca de 75, de ahí el
nombre que le dan los indígenas de la
región: “Yu`wala”, Río grande. El Caudal
de sus aguas era tan grande que donde se une
con el Magdalena en el lugar antes mencionado, en tiempo de muchas lluvias, formando una
especie de Y, no era fácil determinar
cuál de los dos era más grande. Otra característica es su corriente, una de las más vertiginosas del país, dado que en
su recorrido de unos 170 kilómetros baja desde
los 4.500 metros de altura de su
nacimiento hasta su desembocadura a uno 1000 metros. Esto explica la velocidad con que bajó la
avalancha producida por el terremoto del
trágico 6 de junio de 1994. Y las otras
avalanchas de los años posteriores. Sus
principales afluentes son:
El río “La Símbola”. Nace también en el Nevado del Huila, baja hacia el sur y desemboca en
el Páez, cerca de Belalcázar. Es de notar que éste y el anterior son los dos
únicos que reciben el deshielo del Nevado, dato importante para los programas
de prevención de desastres.
El río “San Vicente”. Nace en las alturas del páramo de Moras, y baja hasta el Páez, al
pie del destruido caserío de “Wila” frente al lugar, también destruido, de
“Toez”. (El día seis de junio de1994, quedó en la historia de Tierradentro
marcando un hito pues el terremoto y el invierno que provocaron las avalanchas
de los ríos destruyeron muchas vidas y poblados; la que
bajo por el “San Vicente” empujó la que traía el Páez y quedaron sepultaron
los dos pueblos mencionados.)
El río “Moras”. Nace en el páramo del mismo nombre, baja por cerca de Mosoco, recibe
como afluente principal el “San José” cerca de “La Troja” y viene a
desembocar en el Páez, al pié del
caserío de Guaquiyó.
El río “Negro de Ullucos”. Nace
cerca del Páramo de “Las Delicias”, recibe entre sus principales afluentes “El
Guanacas” el “Río Sucio” y el “Negro”
que les dan el nombre a sendas veredas, del municipio de Inzá. Baja luego hasta
el Páez en el lugar llamado “juntas”.
La quebrada de “Topa” Nace en las alturas de
“Moscopán”. Sirve de límite entre los Departamentos del cauca y
del Huila y rinde el tributo de sus aguas al Páez al pie de Puerto
Valencia en el lugar llamado “Las Brisas”, nombre que llevaba el pequeño
caserío que fue arrollado por el río, con ocasión de un taponamiento de
la Topa.
El río “Negro de Narvaez”. Se forma del río “Negro” y el
“Narváez”. Ambos nacen en las montañas al oriente del Nevado del Huila
luego se unen para desembocar al Páez
cerca del lugar llamado “Puerto Nolasco”. Este río sirve de límite entre
los departamentos del Cauca y del Huila, mediando entre los municipios de
Nátaga y el de Páez.
La quebrada de “Barbacoas” Nace en las alturas que bajan
del Huila entre Belalcázar y Riochiquito, baja recogiendo varios afluentes de
esta zona montañosa y desemboca en el Río “Negro de Narváez, un poco más abajo de Araújo.
Lagunas
En el territorio de Tierradentro hay
varias lagunas; desafortunadamente no se han cuidado, y por la deforestación
sistemática y las quemas , su agua se ha disminuido y hasta secado; por su
importancia podemos destacar dos
que permanecen:
Laguna de “Páez”. Cerca del Nevado del Huila.
Es muy rica en peces (trucha arco
iris) y de un paisaje hermosísimo; está a unos
4500 metros de altura y allí nace
el Río Paez. El día que a los malos hijo
y enemigos de Colombia se les obligue a permitirnos gozar de paz y disfrutar de
las bellezas de la patria, este podría
ser uno de los lugares turísticos
más atractivos, por la riqueza de la
naturaleza, la variedad de plantas
exóticas, la belleza del paisaje, la
pureza de las aguas etc. Serían el deleite de los visitantes.
Laguna de “Juan Tama” famosa por sus leyendas relacionadas con el líder que le
da el nombre y que encierra múltiples
mitos de las tradiciones
indígenas. Queda en las alturas cercanas a Mosoco.
Reflexión importante sobre la hidrografía
Cuando se hace referencia a las aguas
de Tierradentro, y se mira la realidad que hoy
se vive en esta región, es imposible no hacer una consideración objetiva
sobre el problema que se viene creando aquí.
Tierradentro, como antes se
anotaba, fue una de las regiones más
ricas de Colombia en agua,
las alturas del nevado del Huila
y las altas montañas de los páramos de Moras, Gabriel López, Las Delicias, e inclusive la cercanía del llamado macizo Colombiano
etc. destilan vertientes de agua que alimentan todos los afluentes de Río Páez,
cuyo caudal recorren vertiginosamente toda
la región hasta desembocar en el
Magdalena; pero por el gravísimo
problema de la tala de las montañas y
las quemas que año tras año hacen los nativos, se calcula que en el año 2000 había perdido el
50% del caudal hídrico que existía en 1950, es decir que en 50
años la pérdida es de la mitad
del agua; y según los técnicos, de seguir este problema, las montañas perderían
totalmente su vegetación y en otros 100 años, los habitantes de las montañas tendrían que
emigrar, por falta de agua.
Para corroborar lo anterior: la
obra de Belisario Arenas Paz, titulada
“Guía geográfica de Colombia” escrita en 1928, al hablar del río Páez dice que
era navegable en varios trayectos. Esto me lo confirmó un anciano habitante cerca de
Paicol, quien me decía: “En mi niñez, con
mi padre llevaba muchos productos hasta Neiva
y a otros pueblos; bajábamos por el Páez
hasta el Colegio y allí
entrábamos al Magdalena, esa entrada era
muy peligrosa cuando cualquiera de los dos ríos estaba bravo, la gente de toda esta región utilizaba el
río, como vía para el trasporte, eso sí, los que remaban eran muy baquianos ya
que para manejar las embarcaciones
tenían que conocer muy bien el río porque era muy torrentoso y muy traicionero y son muchos los que se ha
tragado, pero el río se ha ido muriendo”.
Esta última expresión dicha con
nostalgia por el viejo expresa una dolorosa realidad. Hoy
el caudal de agua que lleva el
Páez hace imposible navegarlo con
embarcaciones de ninguna índole en ningún trayecto de su recorrido.
A las
instituciones estatales, como la Corporación Autónoma Regional del Cauca
(CRC) que serían las llamadas a velar
por la conservación de las riquezas hídricas de la región, lastimosamente, con su
organización de burocracia política, no parece importarles lo anterior; las
administraciones de los municipios interesados tampoco hacen mayor cosa, a pesar de que el Páez es una de las dos
grandes corrientes que alimentan la represa y la hidroeléctrica de
Betania. La tala de los montes de las
cuencas de quebradas y ríos y sobretodo
las quemas de las montañas
están construyendo el “desierto” de Tierradentro, como gráficamente lo ha dicho el Vicario Apostólico, al
denunciar por muchos medios esta dolorosa realidad.
Sin duda la malhadada costumbre que se
ha tenido en Colombia y que persiste de
manera muy especial en los departamentos del sur , de quemar los bosques para
tener tierra de cultivo o para preparar
las siembras, ha traído un problema gravísimo a la región en donde se
puede afirmar que en el municipio de Inzá hay ya poquísimos bosques nativos pero que lentamente van siendo destruidos por la voracidad de
empresas como Cartones de Colombia que compra a los destructores de la
naturaleza, y en el municipio de Paez se puede decir que ya no hay bosques
nativos. En la época en la que
Monseñor Enrique Vallejo Bernal, de la
Congregación de la Misión (Misioneros Vicentinos) era Prefecto Apostólico, y por
gestiones suyas, se hizo un programa que sería de incalculables beneficios y
haría de Tierradentro un emporio de
maderas y al futuro abriría grandes posibilidades de trabajo y riqueza, se
pretendía sembrar varios millones de pinos, pero después de algunos años se
desistió porque (son palabras textuales de un funcionario del antiguo
“Inderena”) “ Los habitantes de esta
región son pirómanos, siembra que se hace
es siembra que queman”. De este programa quedan pequeños vestigios.
HABITANTES
En la actualidad, los habitantes de
Tierradentro, son ciertamente pluriétnicos, y es muy difícil, sobretodo con
los “criterios” ambiguos que
maneja el estado, ubicar a los individuos
en los diversos grupos. Lo lógico
sería que se considerara “Indígena” aquel
y sólo aquel a quien se le pudiera
aplicar el significado de la palabra según el diccionario de la lengua que dice
así: “Originario del país de que se trata” ; entonces tendríamos:
“Nasa o Paez” quien tuviera las dos líneas de sus ancestros provenientes de los
habitantes primitivos del continente.
“Mestizos”, quienes tuvieran en cualquiera de sus ramas
ancestrales una mezcla de sangre
de los extranjeros.
“Negros”, los descendientes de los que
trajeron los Españoles, como esclavos para las explotaciones americanas.
Etc..
Si
estos fueran los criterios hoy se
tendría un 19% de Indígenas paeces; un 72% de indígenas mestizos;
un 5% de indígenas negros; 3% venidos de
otras regiones (quizá mestizos pero de otra etnia) y un 1% de blancos.
Pero al atenernos a los criterios más o menos
manejados por las conveniencias, y por la coyuntura del momento,
entonces se habla de un 75% de
indígenas, porque el criterio es el de
considerar indígena a aquel habitante de
la región que vive en zona indígena y que se acoja a las normas de la
misma, sin tener en cuenta propiamente la procedencia. Esta falta de exactitud y claridad en los
conceptos trae como consecuencia problemas de
distinta índole. Prácticamente se confunde el concepto de “Indígena” con el de “etnias”
Pero esto, sobre todo después de la
constitución de 1991, tiene un manejo más o menos político de
carácter económico, por las famosas
transferencias de los recursos del
estado a los entes territoriales.
En efecto, los “constituyentes”
salidos, un buen número de ellos, ya sea de los grupos subversivos, o de orígenes del caos político del
momento, sin mayor preparación y con los
más diversos intereses personales o de partido, mezclados con otros grupos esos
sí, no solo preparados sino de veras
interesados en darle una salida de paz a
Colombia después de tantos años de guerra,
tenían en sus miras algunos ideales fundamentales que se debían salvar, aunque
tuvieran que ceder , y de hecho cedieron , en algunos puntos que no eran en el
momento, los más importantes; creo que
por eso le dieron al manejo de la
legislación de los grupos étnicos de Colombia una orientación que en mi sentir,
los condena a asumir todos los vicios políticos de los partidos que a través de
la historia han sido la causa de muchos males del país. La forma de tratarlos,
como menores de edad, con todos los
derechos pero sin la responsabilidad de ningún deber, hizo que ellos “antes que
colombianos se sintieran indígenas” (Así quedó consignado en la declaración de
Jambaló).
El sistema de las transferencias de los
recursos del estado a los entes territoriales, al haber igualado los
departamentos y municipios con los “resguardos” y al medir los recursos que se
les transfieren según los censos que ellos presentan, cifras que pueden ser hábilmente manipuladas,
dado que muchas personas se hacen inscribir en los resguardos, sin ser
propiamente de la etnia, para gozar de los beneficios que los eximen de muchas
leyes, propicia enormes abusos. Es necesario precisar que las transferencias en
sí, son muy buenas, lo que falla fundamentalmente es que carecen de verdadero
control en el sistema de asignarlas y en la forma de gastarlas.
ORIGEN
DE LOS PAECES
Para
poder estudiar un poco de dónde vinieron los habitantes que encontraron los Europeos cuando llegaron
a Tierradentro, y cómo se dieron los
procesos de mestizaje, es interesante echar
una ojeada aunque sea somera a lo que dicen los entendidos sobre la población de América, y repasar un poco los acontecimientos que
originaron los desplazamientos, de dentro hacia fuera y de afuera hacia
adentro, porque a través de los años ha
habido flujos y reflujos de los
pobladores en las distintas áreas del territorio del Nuevo Mundo. No deja de ser muy complejo
y es muy difícil el precisar fechas, pero para tratar de comprender el origen de los habitantes de
Tierradentro, voy a tratar de organizar
un poco los datos.
Lo que he podido leer sobre los Paeces,
casi siempre se refiere no a sus orígenes sino más bien a describirlos
tal como los percibían los
europeos cuando hicieron contacto
con ellos, comparándolos con otros grupos; casi siempre la calificación se refiere a las capacidades bélicas de los grupos y a la resistencia que opusieron contra el injusto invasor. Y es curioso
cómo los españoles les daban el calificativo de “caribes” prácticamente a todos los grupos que
resistían a la violencia de la invasión, señalándolos de bárbaros, belicosos y caníbales, y de esta
manera generalizaban la calificación
a los grupos que en distintas regiones les opusieron
resistencia, entre ellos los Paeces.
Casi siempre, los estudios que se han
hecho sobre los habitantes de la región de Tierradentro tratan tangencialmente
la prehistoria del pueblo Páez, porque
la mayoría de los estudios han tenido
como objetivo el buscar el origen de la cultura que se manifiesta en los
Hipogeos (cementerios subterráneos de San Andrés de Pisimbalá) y
buscando las relaciones que habría con
las manifestaciones culturales de San Agustín.
Los
estudios arqueológicos que se han publicado, entre otros: los de
Hernández de Alba , Nachtigall, Long y Yagüez , Pérez de Barradas etc. prácticamente sólo tratan de los Paeces
para llegar a la conclusión de que no fueron los ellos los constructores de los
hipogeos ni tienen nada que ver con la cultura agustiniana llegando a la conclusión de que ésta es muy
anterior a la presencia de los Paeces en la región.
De todos modos y aunque haya sido de manera muy simple se han tejido dos teorías sobre el origen de
los pueblos que encontraron en Tierradentro los europeos, y
que forman los ancestros de los
nativos actuales de esta región,
y de los que posteriormente a la llegada
de los españoles se asentaron en las márgenes occidentales de la Cordillera y
que hoy forman los pueblos cercanos a Popayán, como Totoró, Jambaló, Pueblo Nuevo, etc…
La primera: Es la que expone Carlos
Cuervo Márquez, en su monografía sobre
varias tribus colombianas (1956, pag. 256)
Afirma que “el origen de los
paeces es caribe, y llegaron a
las alturas de la cordillera de
Tierradentro, después de un largo viaje
por el valle del Magdalena.”
La segunda: es la de que se trata de un grupo más bien de origen chibcha; que bajaron de la altiplanicie de Cundinamarca y
remontaron por el Magdalena para llegar hasta
las orillas del Páez. Teoría esta que no tiene mayor asidero.
La
primera, que, entre otros, expone el Dr. Cuervo, parece ser la más probable en relación con el
origen del pueblo Páez : “los
paeces, de origen Caribe, llegaron a la cordillera central después de un viaje
por el valle del Magdalena” (Carlos Cuervo 1956- 252); pero cuando él dice “ después
de un largo viaje por el valle del Magdalena”
uno se queda con la duda si se
refiere a un viaje de Norte al Sur desde las costas de Barranquilla y remontando
todo el recorrido del río hasta llegar a Tierradentro, como dicen
algunos, o se refiere al recorrido por el alto Magdalena desde las cercanías de
Neiva hacia arriba. El autor, al hacer la afirmación sobre la procedencia de
los Paeces prácticamente se basa en las características de belicosos y caníbales, pero no se detiene
a expresar otras razones.
Teorías
de algunos historiadores
Muchos historiadores han hablado y a
veces con distintos criterios sobre el origen de los Paeces; antes de exponer lo
que yo he deducido de mis estudios voy a
transcribir algunas de las afirmaciones que me he encontrado en las diversas
lecturas:
Cuervo M.C, en “Los
paeces, estudio arqueológico y antropológico” dice que “Antes
de la conquista y de que los paeces ocuparan la región de Tierradentro, ésta
estuvo sin duda, habitada por un pueblo de una elevada civilización -pueblo
escultor-, quizá relacionado con otra cultura cercana, la de San Agustín. Se
encuentran altos relieves tallados en piedra y los famosos hipogeos o tumbas
subterráneas que indican una fuerte
religiosidad centrada en el culto a los difuntos. Es la famosa necrópolis de
San Andrés de Pisimbalá. En estas tumbas se han encontrado objetos de cerámica muy bien trabajados, de formas elegantes, y
objetos de oro similares a los que tenían las tribus que habitaban al norte del
departamento del Cauca y en la región de Antioquia.
Se cree que los antiguos pobladores de
Tierradentro habitaron esta región desde los alrededores del año 500 después de
Cristo, y de los restos hallados en las excavaciones arqueológicas se infiere
que éstos tenían las mismas características físicas de la comunidad indígena
paez que la habita actualmente: una estatura promedio de 1.65 metros,
complexión robusta de miembros cortos y fuertes , con amplio tórax y cara de
pómulos salientes y fuertes mandíbulas; su aspecto externo debía ser igual: tez
cobriza, pelo negro lacio y grueso, ojos oscuros y rasgados, manos cortas y
gruesas al igual que los pies.
El historiador José Pérez Barradas (1943: 125) sitúa los comienzos de la habitación de los paeces en
Tierradentro, en el siglo XIV. Algunas investigaciones arqueológicas
posteriores concuerdan con esta fecha, lo cual quiere decir que llegaron dos
siglos antes de enfrentarse a los conquistadores españoles.
Carlos Cuervo Márquez (1956: 269) considera que los paeces son de origen Caribe, y que
llegaron a la
cordillera central después de un
viaje por el valle del río Magdalena.
Este historiador prácticamente basa
su hipótesis en el hecho de que las crónicas los describen como belicosos y
como caníbales. Argumento que, como antes lo anotamos , era frecuentemente
utilizado por los españoles, quienes aplicaron la etiqueta "Caribe" a toda nación que ellos
quisieron exterminar o esclavizar (Friede 1953: 93).
Fray Pedro Aguado que tal vez sea el mejor cronista de Tierradentro, dice abiertamente que los paeces no eran
antropófagos, sino que parecían serlo por su costumbre de tomar las cabezas de
sus enemigos como trofeos de guerra (Aguado 1956: II: 509). Además, habla de
las muchas similitudes entre paeces y pijaos, siendo los últimos de origen
Caribe; según Aguado, los pueblos conquistados por este grupo eran incorporados
a la nación Pijao, adoptando, por lo tanto, muchas de sus costumbres. Durante
la época de la invasión española, los pijaos se encontraron en un proceso de
conquista del territorio páez y por esto, muchos paeces no mantenían buenas
relaciones con estos invasores Caribes(Joanne Rappaport, pg72).
El Padre David González,
que trabajó muchos años en Tierradentro, escribió un libro sobre Tierradentro; dicho libro se lo robó la Editorial “La rueda
suelta”, que lo publicó con el título de “Genocidio
de los Paeces” y le hizo algunas interpolaciones muy poco afortunadas y por demás tendenciosas
, (lógico que este robo quedó impune)
Para el Padre González hacían
parte de la gran familia Caribe que se dividió en numerosas nacionalidades:
Yalcones, Andaquíes, Guarapas, Cozansas, Timanaes, Nátagas, Coyaimas,
Natagaimas y Panches. Agrega que ocuparon el Alto Magdalena y que eran
antropófagos feroces. Citando a Rodríguez Freyle, uno de los soldados de la
conquista, asegura que los paeces y los pijaos como vecinos que eran, hacían
causa común en las guerras y contraían alianzas de parentesco. Dice que los
paeces actuales tienen las mismas características de los Caribes: 1.60 de
estatura, color bronceado, cuello corto, espaldas anchas, ágiles piernas,
espíritu belicoso y cruel, poco trabajadores. (P. González Los Paeces o
genocidio, La Rueda suelta, pg. 28).
En los estudios actuales hay la
tendencia a creer que los paeces fueran una etnia de la selva tropical, que
migró hacia la cordillera, aproximadamente dos siglos antes de la llegada de
los europeos. Se tiene como sustento de
la afirmación:
1º La evidencia arqueológica que
demuestra que los paeces eran recién venidos a Tierradentro, no reemplazaron a la cultura que construyó los
hipogeos varios siglos antes de la invasión española.
2º Al examinar las relaciones inter-tribales
del Alto Magdalena y de la cordillera adyacente en el siglo XVI, se puede
afirmar que los paeces mantenían relaciones más estrechas y más cooperativas
con sus vecinos de las tierras bajas, que con las tribus de la sierra, tales
como los guambianos. Al ascender a la cordillera, llegaron más y más próximos a
las tribus andinas. Pero según Friede (1953: 140), siguieron viviendo en el
Alto Magdalena, compartiendo una frontera con el territorio de Timaná. El área
más extensa de habitación páez de esta
época, eran las vegas cálidas situadas a una altitud más baja que la que ocupan
los asentamientos modernos, lo que los obligó a pasar del cultivo de la yuca
brava -mandioca, de la selva tropical-, al de la yuca dulce y del maíz.
3º Pero la evidencia más persuasiva
para la hipótesis del origen selvático de los
paeces proviene de su mitología. En Togoima y en Lame cuentan de una
serpiente sobrenatural que se come a la gente y luego de atraparla la cortan en
varios pedazos que caen a los ríos Páez y Moras, respectivamente. Si se
contemplan estas serpientes fragmentadas como seres animados, parecen estar
nadando, cabeza arriba, hacia las cabeceras de los dos ríos. En el mito de la
creación de los Tukanos del Vaupés se narra el viaje de una anaconda celestial
que nada río arriba, mientras deposita a los ancestros de los grupos sociales
indígenas modernos en varios puntos a lo largo del curso del río; en otras
variantes el mismo animal se transforma en los antepasados de los indígenas.
(Bidou 1972, Reichel 1971).
Mi
posición con relación al origen de los Paeces
Al leer
todo lo que los historiadores afirman, uno queda con la sensación de que
no había un interés por encontrar su verdadero origen, esto prácticamente no
era su opción, por eso la mayoría de las veces se contentan con describirlos y por eso los comparaban con
otros grupos para hablar de sus costumbres, de su religión de su vivienda etc.
Yo voy a remontarme al origen de los
habitantes de América para seguir el paso de ellos y tratar de encontrar el
camino de los paeces.
Las teorías sobre el camino que
tuvieron los primeros pobladores de América,
son varias y muchos los estudios
que se han hecho al respecto, igualmente
en relación con la época en que llegaron los primeros habitantes; yo voy a basarme en una de las teorías, que creo que es más
lógica, para encontrar el origen de los pobladores de la región a que me estoy refiriendo. Admitiendo
que hay otras teorías que manejan muchas
probabilidades de que también pudo
haber habido otros caminos por el
sur por donde pudieron entrar habitantes
para esta región del mundo.
La teoría más probable sobre el origen de los pobladores de América,
es la que afirma que llegaron por el
estrecho de Bering, este es un brazo de mar que está en el extremo oriental de
Asia (Siberia) y el extremo occidental de América del norte(Alaska) el nombre
se debe a Vitus Bering explorador Danés que lo cruzó en 1728, aunque por
primera vez ya lo había explorado el ruso Simón Dezhniov en 1648; según, pues ,
esta teoría los habitantes de América cruzaron por allí aprovechando el famoso
período Glaciar y la congelación del mar ocurrida hace unos 12.000 años. La distancia del estrecho es de unos 64 kilómetros.
A través
de miles de años se fue poblando toda
esta región de la tierra, se fueron diversificando las lenguas y las
costumbres, merced a la diversidad de climas, de exigencias, de ambiente etc…; también es muy probable que no fuera
una sola emigración la que hizo el
recorrido por el estrecho; seguramente
que varios grupos humanos se internaron en las regiones de todas las
Américas y a través de los siglos sufrieron los rigores de fenómenos naturales
y cataclismos que los aislaron unos de
otros . Muchas son las teorías y no pocas las suposiciones que se hacen para
explicar la diversidad tan grande de características y dispersión de los muchos grupos humanos que se encontraban
en América cuando los Europeos
descubrieron su existencia. No faltan quienes defienden la teoría de que pudo haber otras incursiones por el sur, lo
que explicaría la presencia de los grupos humanos en el sur tanto de Chile como
de Argentina y Brasil. En fin, para resumir digamos que los Antropólogos y estudiosos
los han clasificado en grandes grupos
por diversas características; uno de los criterios de clasificación ha
sido reunirlos por familias lingüísticas. En esto también han sido muchas las
teorías.
Uno de estos grupos fue el de
“Los Caribes”. Los pueblos indígenas pertenecientes a la familia
lingüística caribe, ocupó diversas zonas del continente americano. Cuando
llegaron los europeos los encontraron en
las antillas, en Centro América, en las costas del norte de Colombia y en las del
oriente de Venezuela hasta cerca de la desembocadura del río Amazonas. Es fácil
suponer que el desplazamiento que fue haciéndose desde Centro América por las
costas que precisamente en Colombia se llaman del Caribe, nombre que también se
da en estos lugares al Atlántico y que pasaron luego a las costas de Venezuela
en donde fueron muy numerosos e inclusive sustituyeron a otros grupos que había en la región, entre otros los que llamaban Arawac.
Pues bien, se sabe que hubo un asentamiento importante y muy numeroso en el
valle del río Orinoco, probablemente a finales del siglo XII y principios del
XIII. Allí se cumplía el fenómeno de
flujo y reflujo de los pueblos y el desplazamiento se iba haciendo
en la medida en que iban requiriendo más
espacio para la supervivencia.
Los Caribes no estaban organizados en
estructuras jerárquicas bajo el mando de un jefe, sino en pequeños grupos de
familias entre las cuales como es natural se destacaba un líder, pero que no
tenía más autoridad que la que le daba su capacidad de liderazgo. Realmente
siempre fueron descritos como un pueblo guerrero. Inclusive a partir de las descripciones que
hizo Colón. Y como de ordinario se tiene la tendencia a generalizar, desde el
momento en que se menciona que algún
grupo es descendiente de los “Caribes”, ya se le atribuyen todas las características, de guerreros, de
antropófagos, de indomables y crueles como se los describía. Y en esto hay
mucho de verdad y hay mucho de leyenda.
Si uno trata de seguirles el paso en el
proceso de sus desplazamientos y a partir de épocas ir entendiendo un poco
su historia, podemos verlos así:
Época
Primitiva
La
organización de los Caribes no era
jerarquizada y por lo tanto no dependían de un jefe único, como se anotó
antes, y esto les permitió diseminarse por toda la
costa y entrarse por distintas partes, y más todavía adaptarse a la situación
que se presentaba según los lugares por donde se desplazaban, parece que tenían la característica de “nómadas” de manera que inicialmente eran más
pescadores que cazadores y recolectores ,
pero salidos de la costa siguiendo
ordinariamente las cuencas de los grandes ríos empezaron a ser también cazadores y recolectores y no
parece ser que inicialmente fueran tan
belicosos como los describieron. Esto
puede tener una explicación más lógica. Cuando los diversos grupos en
América, de diferentes etnias, en sus desplazamientos o en sus correrías
para cazar se encontraban con otros
grupos que estaban en las mismas condiciones con frecuencia tenían muchos
conflictos, ya que las lenguas ya eran
muy diferenciadas y se puede uno imaginar la dificultad para entenderse, por eso adquirían cierta destreza bélica, Además los cazadores de la selva adquieren la capacidad
de desplazarse por ella sin ser notados
y aún en la noche; de esto pude yo darme cuenta en mis largos años de vida en
Tierradentro; yo les decía a los muchachos indígenas en son de chanza “Ustedes ven en la noche lo mismo
que los caballos” Pienso también que esta capacidad fue la estrategia que utilizaron
posteriormente en la guerra, y que les permitió escapar por mucho tiempo al
sometimiento de los europeos, y también evadir a otros grupos a lo largo de sus
desplazamientos. Por eso describía Pedro Cieza de León, en su libro Crónicas del
Perú, a los habitantes que encontró a su
llegada a Tierradentro:
Y a la parte oriental está así mismo la muy porfiada provincia de los
Páez que tanto daño en los españoles han hecho, la cual tendrá seis o siete mil
indios de guerra. Son valientes, de muy grandes fuerzas, diestros en pelear, de
buenos cuerpos y muy limpios, tienen sus capitanes y superiores a quienes
obedecen; están poblados en grandes y muy ásperas sierras: en los valles que hacen
tienen sus asientos y por ellos corren muchos ríos y arroyos. Tienen para
pelear lanzas gruesas de palma negra, tan largas que son de veinte y cinco
palmos y más cada una, y muchas tiraderas de las cuales se aprovechan a sus
tiempos. Han muerto tantos y tan esforzados y valientes españoles, así
capitanes como soldados, que pone muy gran lástima y no poco espanto ver que
estos indios, siendo tan pocos, hayan hecho tanto mal, aunque no ha sido culpa
grande de los muertos por tenerse ellos en tanto pensaban no ser partes estas
gentes a les hacer mal, y los indios quedasen victoriosos; y así estuvieron
hasta que el adelantado de Sebastián de Belalcázar con gran daño de ellos y
destrucción de sus tierras y comidas los atrajo a la paz.[2]
Juan
de Velasco, en su “Historia del Reino de Quito en la América Meridional”
describía a estos indígenas diciendo que
el patrón de poblamiento respondía a una
estructura social de libre agrupación alrededor de un jefe o Cacique que
carecía de dominio sobre los miembros
del grupo, sólo con ocasión de la guerra se unían los caciques y grupos y tomaban un jefe
único. Pero pasado el peligro, cada
grupo vuelve a vivir sin estar sometido. Este rasgo característico ayuda a
comprender el comportamiento de esos pueblos
y el de sus descendientes actuales, lo mismo que la forma como fueron poblando las
regiones.
Lo que parece ser más lógico y que
concuerda con muchas otras circunstancias, es que el grupo inicial de los Paeces que llegaron a Tierradentro
provenía ciertamente de los caribes y precisamente de esa población del valle del Orinoco. Si miramos el mapa de Colombia podemos imaginarnos el desplazamiento que fueron haciendo
distintos grupos, no necesariamente al mismo tiempo, y que posiblemente no eran
numerosos
Siglo
XII
Saliendo pues de los valles del Orinoco, quizá no antes de la segunda
mitad del siglo XII, seguramente
entraron por el río Guaviare y fueron remontando sus aguas; y es de
suponer que esos desplazamientos los iban haciendo poco a poco, aprovechando la pesca y la caza
para su sostenimiento y como
ordinariamente lo hacen los pueblos
nómadas, quedándose tiempos más o menos
largos, seguramente de muchos años, en
los distintos lugares donde acampaban y donde comenzaban a aprender a sembrar.
Más o menos siglo y medio o dos siglos dura ese recorrido
En
tales desplazamientos, en una América ya muy poblada por grupos de
nativos, con frecuencia se encontraban con otro grupo indígena que
por otro camino había llegado allí. Y en muchas ocasiones, se originaban enfrentamientos y guerras entre ellos, pero
también quizá uniones de grupos.
Siguen pues por el alto Guaviare, que hoy, en
Puerto Arturo, toma el nombre de “Guayabero”; con el tiempo trasmontan la cordillera y descienden al valle del Magdalena un poco más arriba, al
sur de Neiva, quizá por la región en donde hoy está Algeciras, y continúan
su desplazamiento por el río Magdalena hacia arriba. Allí posiblemente se encuentran con los grupos de los Pijaos
con los que tienen enfrentamientos y quizá esto los obliga a remontar el
Magdalena hasta encontrarse con la desembocadura del Río Páez
algunos grupos suben por sus
márgenes y otros siguen por
el Magdalena. Esta es la explicación de lo que escriben Juan Velasco y
otros cuando hablan de paeces en diversos lugares
Siglo XIV
Lo cierto es que las primeras noticias que de
ellos tienen los españoles se sitúan en
la segunda mitad del siglo XIV cuando se menciona que: “se encontraron con asentamientos paeces
cerca de Timaná , en las
márgenes del río La Plata, y en las márgenes y alturas del río Moras” ( Swin, Chinas, Chjamb·wala o
Vitoncó). Juan Velasco registra la
existencia de estos asentamientos y los describe diciendo que en las vegas del
alto Magdalena y alrededor de La
plata viven los “menos rústicos”,
compartiendo fronteras con el territorio
de Timaná. Y en las riberas del Río
Páez y en el curso del bajo Río
Moras (el Actual Tierradentro) donde los
“más rústicos” se están estableciendo.
Por eso, volviendo al recorrido de los desplazamientos, y como
ya habíamos insinuado que al trasmontar las
alturas cerca a Neiva y llegar al valle del Magdalena, por estos lugares
ya había grupos de los “Pijaos”,
tal vez por esto algunos grupos
de paeces toman más bien la margen
izquierda subiendo por el Magdalena, y otros suben por el nuevo río que encuentran: el “Páez”, y luego “La
Plata”; por eso los cronistas cuentan el
hecho de que cuando llegaron los
españoles encontraron en dichos lugares
varios asentamientos de Paeces
y cuando establecen y fundan el
pueblo de La Plata son éstos los que lo atacan
y lo destruyen.
Pero antes de esto las luchas con los vecinos
“Pijaos” y la necesidad de aislarse de ellos fue lo que obligó a algunos grupos a subir por las
márgenes del Río Páez, para guarecerse
y para buscar tierras para sus
cultivos; se establecieron entonces en
las mesetas de las montañas: Chinas, Swin, Vitoncó, Lame, Calderas, Togoima.
Juan de Velasco en “La Nación de los
Páez” los describe diciendo : “Esparcidos por las cumbres de las montañas,
fabricaban sus casas sobre las peñas más
fragosas e inaccesibles para que estén
naturalmente defendidas de sus enemigos”. Y
Castillo dice “Hacia 1538 llegan los primeros españoles a Tierradentro. Los paeces habitaban las
vegas del valle de La Plata, las riberas del río Páez y en la sierra, el curso
del bajo Moras. En la región de Tierradentro, las colonias paeces se ubicaron
en las localidades hoy conocidas como Avirama, Suin y Wila; pero eran pequeños
núcleos de población, pues ya estaban acostumbrados a vivir dispersos (Bernal
1968, Hazañero 1645: 211). En la mayoría de los casos, los paeces se radicaban
en una localidad durante un periodo fijo, ya que acostumbraban abandonar sus
casas después de que muriese alguno de sus habitantes (Castillo 1877: 86,
Rodríguez 1684: 73).[3]
Esto debió hacerse por la mitad del
siglo XIV, la razón es fácil de deducir, pues por una parte la adaptación a las
tierras frías se tuvo que hacer
lentamente y por otra la hilera de páramos
“Moras, Guanacas, Las Delicias etc. constituían una barrera natural
con la vertiente occidental de
la cordillera en donde tenían su asiento
los “Guambianos”.
También se deduce fácilmente que todos
los asentamientos de los paeces que están cerca de Popayán, es decir en la vertiente occidental de la
cordillera tuvieron origen, en tiempo
posterior a la llegada de los españoles
a ese lugar, y se debió a la “Colonización” y otras causas cuando los grupos
nativos del valle de Pubenza y sus alrededores habían casi desaparecido como lo vamos a ver.
Cómo fue el origen de los asentamientos paeces que se encuentran
hoy al otro lado de la Cordillera, en Jambaló, Pitayó, Totoró, etc? Tenemos que
ir a las distintas épocas por las que ha corrido la historia de Colombia:
principalmente la época de la
“Colonización” completada luego con la época de las “Guerras republicanas”
después de la independencia.
Siglo
XVI
A partir del siglo XVI se dan en la historia de Colombia y
relacionados con la historia de Tierradentro una serie de datos y
acontecimientos que fueron determinantes en la Historia de la
región, vamos a enumerar algunos que fueron más sobresalientes:
1535:
Sebastián de Belalcázar funda la ciudad de Popayán y abriga el propósito de
encontrar un camino para comunicarse con
la expedición de Jiménez de Quezada que habiendo subido por el rio de La Magdalena había llegado hasta Honda, y
desde allí, había subido hasta el
Altiplano de Bogotá y luego sus lugartenientes siguiendo por el mismo río ya
habían llegado hasta las cercanías de
Neiva; pero el fundador de Popayán se
encuentra con la barrera de los belicosos indios paeces, asentados en las
alturas de la cordillera que divide las vertientes del Cauca y el Magdalena, y
le impiden esa comunicación.
1536:
Pedro de Añasco, fundador de la población de Timaná-Huila, se hace reconocer
como Teniente Gobernador de la misma y obtiene de la autoridades españolas la
facultad, por demás infame, de repartir y organizar los indios en encomiendas
entre los principales vecinos, entrega ganados, herramientas y semillas, para
recibir tributo. Reparte los indios y les impone a éstos también cargas y
tributos. El hijo de la cacica Gaitana desobedece las órdenes del jefe español
contra el cual se rebela, es entonces
tomado preso y es quemado vivo a la vista de todos, para dar un castigo
ejemplar que sirva de escarmiento y así poder asegurar la obediencia por medio
del miedo. La cacica Gaitana y el
Cacique Pigoanza se reúnen con otros
caciques y preparan la venganza. Con cerca de cinco mil
paeces se enfrentan al español. Añasco es tomado preso y entregado vivo a la
cacica, ella con sus propias manos le saca los ojos y perforándole entre la
boca y la barba lo sujeta con un dogal y lo lleva de tribu en tribu para hacer
grandes fiestas; en cada lugar le corta un miembro del cuerpo hasta que
fallece. Es lo que recuerda el monumento que se levanta en una de las avenidas
de Neiva. Una antigua tradición, en Avirama, refería que la Gaitana había sido
cacica de su pueblo y el recuerdo de ella los llenaba de entusiasmo, los
inflamaba en patriótico orgullo.
Juan de Ampudia, Gobernador de Popayán,
marcha a Tierradentro para vengar la muerte de Añasco pero es también vencido y
asesinado en la cruenta batalla sostenida junto a la quebrada de Coquiyó.
En 1537, se reunieron
en el altiplano chibcha los famosos tres capitanes: Jiménez de Quesada, Sebastián
de Belalcázar lugarteniente de Pizarro, y Nicolás de Federmán, empeñados en
buscar caminos de enlace entre
unos y otros. El primero había llegado
por todo el Magdalena hasta Honda y subido
para fundar a Bogotá, luego sus subalternos habían subido río arriba por el
Magdalena. Sebastián de Belalcázar,
enviado por Pizarro, había venido desde el Ecuador había fundado a Cali y Popayán
y con el propósito de entablar comunicación con la expedición de Quezada y Federmán que habían viajado desde Venezuela por los llanos arriba hasta Bogotá para establecer comunicación entre las expediciones de los dos
primeros. Los dos grupos, el de Quezada
y Belalcázar, tenían como medio de
orientación y de trasporte un gran río,
el Cauca uno y el Magdalena el otro, pero existía la formidable barrera de la cordillera
y la tremenda resistencia de los pueblos nativos, que les impedían comunicarse.
Belalcázar había subido del sur tomando
el camino del Valle y el del Quindío para subir al Altiplano; desde
Santa fe se hacen las incursiones por el
Magdalena y tienen ruta abierta sólo
hasta Tocaima.
En
1540 Belalcázar, empieza a trabajar para conseguir que se dé a Popayán la sede
de una nueva “Audiencia” para no
depender de la de Bogotá por las dificultades de la comunicación, hace un viaje
a España de donde regresa en 1541 con el título de “Adelantado del Nuevo Reino
y gobernador de la nueva Provincia de Popayán, Guacacayo y Neiva”, anexa el
territorio de Tierradentro a la Gobernación de Popayán en su control
administrativo. Sin embargo no consigue
su propósito de la sede de la
“Audiencia”, que en último término se concede
a Quito. Así queda frustrada su idea.
Era
pues necesario integrar la nueva Provincia de Popayán a la Audiencia del Nuevo
Reino en Bogotá y ver la forma de quebrar la resistencia indígena que impide
establecer comunicación más directa con Santa Fe. Porque en ese momento, sólo se podía utilizar
el difícil camino del Quindío.
1541:
Sebastián de Belalcázar, pretende establecer el camino por el páramo de Moras y
Tierradentro para salir al Magdalena. Pero en vista de la constante
intranquilidad y alarma con que los
paeces tenían las provincias de Timaná y Popayán resuelve ir personalmente para
acabar con la insolencia de los nativos y vengar a su lugarteniente Añasco, que
había sido tomado preso, torturado y ejecutado por los Paeces como se dijo
anteriormente. Preparó, pues, cuidadosamente una expedición de cerca de 200
hombres en la que participa lo más granado de los conquistadores. Subió por el
páramo que hoy se llama “Moras” ,
descendió por las márgenes del río que lleva ese mismo nombre y comenzó a bajar
por el Río Páez; en su travesía iba
sometiendo a los diversos pequeños grupos indígenas, que no oponían mayor
resistencia, pero que se iban agrupando y se reunieron en “Tálaga” allí en un
lugar estratégico por el que necesariamente tenía que pasar, y que era un cañón
estrecho; los indígenas lo atacaron desde el famoso “Peñón de Tálaga”
desbarataron y mataron la mayoría de sus soldados, y él, derrotado y humillado,
a duras penas pudo huir y llegó a Popayán, con poquísimos de sus hombres..
En 1562, el Capitán Domingo Lozano, pide
permiso para fundar “Una población de Castellanos” entre los paeces para que “Haciendo frontera fuera plaza de
armas” y según el Padre González,
“entrando por Pitayó, Moras y Vitoncó
fue reforzado por Diego del Campo Salazar que entró por la senda de Paniquitá - Totoró
a lo largo del Río Palacé y llegó por el
río Ullucos y ocupó la ranchería de Guanacas”.
Se funda pues el 13 de enero la
población de San Vicente Ferrer de los Paeces
en honor del santo español que en aquellos tiempos era invocado con
fervor por los conquistadores; y le agregaron el de “Páez”, por ser el nombre del jefe de las
gentes y el señor de esas tierras. Pero la vida de la población dura sólo 9
años, ya que los indígenas,
coaligándose, la destruyen en
1571, pereciendo en ella el mismo Capitán Domingo Lozano. Luego arremetieron
contra Diego del Campo Salazar en
Guanacas, que había llamado a la guerra y que pidió refuerzos a Popayán pero
todo se perdió frente a la arremetida de los Paeces, que lo destruyeron y se
dirigieron hacia Popayán destruyendo los
caminos que la unían con Cali. Quedó
cortado el paso entre los valles del Cauca y del Magdalena.
1577:
el 17 de junio los Paeces toman y destruyen no sólo la famosa
mina sino tambi{en la población de
La Plata que había sido fundada por Don Diego Ospina Maldonado el 5 de
junio de 1551. De allí nace la leyenda
de que los indios habían llevado mucho oro y plata e inclusive los ornamentos y
vasos sagrados y los habían escondido en un
lugar hasta hoy desconocido, Por
eso Don Juan de Castellanos dice: “Quedaron los Paeces con su honra, libres de
vasallaje y servidumbre y en plena libertad, sin que consientan extraño morador
en su provincia”.
1581:
El capitán español Bernardo Arias Saavedra funda la población de La Mesa
de Santa Bárbara de Toes para reedificar la ciudad de San Vicente Ferrer de los
Paeces.
Antes de entrar al nuevo siglo, es
preciso adelantar algunos acontecimientos que realmente tuvieron una gran
importancia en la historia.
Mientras todo lo anterior sucedía en las regiones descritas, al mismo tiempo
en Popayán se desarrollan algunos procesos
que van a jugar un papel determinante en el establecimiento de algunos grupos
de Paeces en la vertiente occidental de la
cordillera y en el apaciguamiento
de la guerra.
Los procesos de lo que se llamó “La
colonización” se operaba por medio del famoso
sistema de las “Encomiendas”, que comienzan cuando a partir de 1550 se establece en Popayán la colonia. El sistema consistía en que se obligaba a los indígenas a reunirse en
colonias, y se les asignaba una porción de tierra, los famosos resguardos; la otra tierra se entregaba a los
“Encomenderos” y a otros personajes. Los indígenas de las encomiendas debían
pagar un tributo que se cumplía por medio del trabajo en las tierras de
los encomenderos y estos debían velar
por la doctrina de la gente de la encomienda. Por eso nombraban unos “Doctrineros” para que cumplieran esa
función y por eso aparecen muchas veces los
Sacerdotes como “Doctrineros”, y por eso , por ignorancia o por malicia muchas
veces se acusó a la Iglesia de haber
sido el instrumento que utilizó España
para someter a los indígenas.
En
el Resguardo se les permitía tener unas autoridades con nombres españoles que
inclusive se mantienen hoy como “cabildo”, “capitán”, “alguacil” etc. En varios
documentos de entonces aparece la figura
de “un cacique principal y muy mandón”
como de “su hermano el cacique Calambás”
que además de su poder de mando estaba
muy relacionado con los paeces; en efecto, si nos atenemos a lo que relata Fray Pedro Aguado, en los
momentos de la conquista muchos indígenas se refugiaron en las tierras de ellos, (habla de las
montañas escarpadas en donde tenían asiento algunos grupos) huyendo de los españoles y esto fue lo que sucedió con “Don Diego Calambás” En la crónica de Aguado se afirma además “ que el cacique principal de Don Francisco de
Belalcázar, Calambás, (en español Don Diego) accede a proveer de indios, de
maíz y demás mantenimientos y bastimentos para la guerra contra los Paeces”
y dice: “Había estado retirado en
ella por temor a los Españoles que
habían poblado aquella tierra y tenía noticia y conocimiento de todos los indios
que en ella había” y añade: “Y tomando el propio cacique otros muchos
indios de guerra consigo, se entró con
Juan de Olmo a la ciudad de Páez a ayudarlos a sujetar y pacificar con autoridad y gente, que era mucha, a
aquellos rebeldes y obstinados indios”.
Como consecuencia de estas incursiones
guerreras que eran como de exterminio se produjo un hecho que fue definitivo y
origen de los desplazamientos de paeces a
los alrededores de Popayán. Citamos a Fray Pedro de Aguado
refiriéndose a los pueblos indios
involucrados en esta contienda: “Trataron
entre sí de confederarse con los españoles por mano de don Diego, cacique de Guambía,
que en el pueblo había quedado enfermo, a quien ellos mucho tiempo antes
conocían por haberlo tenido en su tierra, usar y gozar de aquella paz pudiesen
y con ella atajar tan innumerables daños
que cada día les venían a cuestas; y así le enviaron todos los más principales mensajeros a don Diego
para que los españoles y su capitán se asentase la paz. Y como este principal
en alguna manera quisiese gratificar a los Páez
el beneficio que en otro tiempo se le había hecho en aquella tierra tomó
la mano en el negocio. Hizo que le escribiesen cartas al capitán Domingo Lozada para que no pasando adelante con la guerra
que iba haciendo, se volviese al pueblo, donde todos los indios de la
tierra los vendrían a servir y a
reconocer”.
Es así pues como se dan los desplazamientos de los Paeces
a las regiones que hoy circundan tanto la Guambía como a Popayán. De entonces
(1572) en adelante se encontrarán muchos documentos tanto en los libros
capitulares de Popayán como en los relatos
de corregidores y demás cronistas
que dan cuenta de estos nuevos
habitantes de la región, de la necesidad
de ubicarlos, e inclusive de los
enfrentamientos que tuvieron con los de Guambía.
Rotos los caminos de relación entre Popayán y el Valle del Magdalena ya que los
pasos de Guanacas, Moras y Toribío estaban llenos de peligro por los que
los Españoles llamaban “indios de guerra”, no quedaba otro camino que
defenderlos militarmente y es así como
se construyen fuertes en Guambía
y en Guanacas con miras a la defensa de la ciudad. Pero los españoles tienen que usar el antiguo camino del Quindío
para las relaciones con Santa Fe.
El continuo movimiento de la población
se prolongará a lo largo de los
años en un flujo y reflujo de intercambios según las circunstancias. Los
que no querían someterse a la colonización de las encomiendas se
desplazaban a las regiones orientales de
la cordillera, pero otros se plegaban a las nuevas instituciones y fueron
formando los grupos de paeces que dieron origen a los pueblos de la parte
occidental de la cordillera. Es pues una realidad que las “encomiendas y los
encomenderos” contribuyen poderosamente a tales asentamientos.
En el pensamiento de los españoles,
había diversidad de criterios en cuanto a la realización del
establecimiento de los conquistadores en
la región. Los desastres de las fundaciones por un lado pero las
crueldades e injusticias por otro
llevaban a posicionarse en sitios distintos Unos pensaban que debía hacerse una
“guerra de exterminio”; es lo que aparece en los propósitos y la práctica de Juan de
Borja cuando, considerados los desenlaces que habían tenido las fundaciones de
las Villas de Timaná, de San Sebastián de la Plata y de Caloto, entra a
resolver las cosas : “esta vez se trata
de una tala física de plantíos y de
indios” por todas partes. Esa es la forma como llega en
1623 a Itaibe, y en la batalla del Valle del maná vence a los Paeces y sus
aliados, y sus procedimientos son tales que más tarde se le reprochará “el haber exterminado a los indios del valle
del Magdalena y el haber logrado así exclusivamente hacerles pasar la
cordillera y proseguir sus incursiones
por la vertiente occidental de la
cordillera central”. Como Juan de Borja
pensaban y actuaban otros muchos.
Otros sin embargo, inclusive siguiendo
las directivas que llegaban desde España, pensaban que la política tenía que
ser distinta. Ya se había ideado el famoso sistema de la “Encomienda” que
suscitó tantas polémicas. La verdad es que el sistema de la encomienda se da prácticamente como consecuencia de asumir
como derecho el hecho de la
conquista territorial y como
consecuencia el derecho a reducir y conquistar a los indios que pueblan el
territorio conquistado.
Maria Teresa Findj y José María Rojas,
en la obra “Territorio Economía y Sociedad Paez”, dicen: “La encomienda es una institución corolaria de la guerra de conquista;
jurídicamente hablando no confiere propiedad privada de la tierra a los
españoles, es una institución reguladora
del derecho de circulación en un territorio controlado políticamente y obviamente de explotación de los recursos
de los vencidos para el sostenimiento de los ocupantes y de las arcas reales”;
y agregan : “En las goteras de Popayán, las encomiendas que se repartieron,
sustentaron un número reducido de conquistadores, con base inicialmente en
tributos recogidos en multitud de formas, diversidad de productos agrícolas,
mantas, oro, servicios personales.”
La encomienda, entonces, da al
encomendero la facultad para controlar el territorio, para recoger los
tributos, para desplazar los indios de
un lado para otro según las necesidades. Pero resulta que la forma de poblamiento de los paeces
era muy dispersa, y esta circunstancia hacía muy difícil la labor de los
recaudadores; era pues de urgencia “poblar”, es decir reunir en pueblos a los
indios. Pero a esa política, una buena parte de los paeces responden huyendo, resistiéndose a ser objeto de
tributación, y resistiendo a las numeraciones o censos ordenados por las autoridades. De manera que la
“Sociedad Colonial” pudo funcionar y eso a medias, en las cercanías de Popayán. Allí se
dieron todos los abusos de la
concentración de tierras en manos de familias cerradas que llegaron a tener el
monopolio como comerciantes, mineras o
ganaderas y que durante el tiempo de finales del siglo XVI
y el siglo XVII, dominaron la región; pero realmente el sistema
funcionó menos con los grupos que estaban en la vertiente oriental de la cordillera, que permanecieron
más aislados.
Siglo
XVII
Es así como la anterior situación
cambia notoriamente cuando en 1612 se
establece la Gobernación de Neiva,
dependiente de la Real audiencia de Santa fe de Bogotá y comienza una nueva etapa ya no de conquista por las armas, sino
de búsqueda de convivencia pacífica.
En esto tiene una importancia fundamental el trabajo misionero de la
Iglesia.
En 1613
hacen los primeros intentos los Jesuitas por los lados de Guanacas y los
Franciscanos por Pedregal y Topa. El envío de los misioneros, que llegan sin
armas, sin pretensiones de conquista, sin la prepotencia de ser superiores,
logra una transformación en las
relaciones que no habían podido conseguir
los conquistadores con la punta de las lanzas ni con el fragor de la
pólvora. Es bien importante subrayar aquí algo que en muchas
ocasiones se ha expresado, con intención
tendenciosa, de manera especial cuando al celebrar los 500 años del encuentro
entre los pueblos de Europa y de América
en lo que la historia ha denominado el “Descubrimiento” se tejieron ciertas leyendas
negras y entre ellas la de que la
Iglesia se hubiera prestado a un juego político, para conseguir el sometimiento
de los nativos al conquistador.
Basta pensar en un Bartolomé de
las Casas, en un Montesinos, en un Juan
de Castellanos, en un San Ezequiel Moreno y en otros muchos Obispos y
Misioneros de distintas órdenes y comunidades siempre contrarios a las
prácticas expoliadoras de los Conquistadores, siempre denunciando las
crueldades e injusticias que se cometían
con los nativos.
La llegada de los misioneros obedecía no a
un propósito político sino al
cumplimiento de la Misión de la Iglesia que es
la de predicar el Evangelio, que
enseña como verdad fundamental que ante Dios las diferencias de raza, de
origen, de color o cualquier otra índole
no hacen distinción frente al hecho de que todo ser humano tiene la
misma dignidad y de que todos somos hermanos.
Sólo en el amor se pudo
remediar en cuanto ya era posible, la
tragedia de una mentalidad basada en
un erróneo concepto del derecho de
conquista, producto de la época.
Pero no han faltado quienes, por ignorancia y
muchas veces por malicia, tratan de
desconocer la obra de la Iglesia a favor de los pueblos indígenas y
concretamente en favor de los Paeces. Es
bien importante hacer notar que es la Iglesia la que con el esfuerzo de los
misioneros, se preocupa por la cultura, por la educación, por el desarrollo, son
los Sacerdotes los que se empeñan en aprender y estudiar las lenguas de los
nativos, son los misioneros los que la grafican
con los signos latinos, los que
escriben los primeros catecismos, las primeras gramáticas y describen sus costumbres. Y hay que decir que es a la Iglesia a la que se debe en gran parte el desarrollo de la región,
La evolución que se da en la organización
de los paeces podría como dividirse en dos etapas: Una a partir de los caciques que los agrupan para las empresas de guerra desde su encuentro con los españoles
y otra la que se da
con las disposiciones de la corona para organizar las “Encomiendas” y “Resguardos” indígenas.
Ya se dijo anteriormente que el sometimiento por la “encomienda” tuvo
menos éxito entre los indígenas que se quedaron en la vertiente oriental de la
cordillera, estos se agrupaban más bajo el mando de caciques para la
guerra, hubo dos centros que polarizaban esta actitud, “Toboyma” (o Togoima) y
“Vitoncó”.
Sin
embargo, al lado de lo anterior la
situación creada por la
encomienda que les asignaba a los encomenderos grandes extensiones de
tierra hizo que estos se dedicaran a
abrir caminos y a tratar de “poblar”
“colonizar”, es decir reunir en pequeños
poblados o “colonias” a los indígenas
que poco a poco fueron teniendo que someterse ante la fuerza de las
circunstancias
Por esta época se organizan los famosos “Resguardos” indígenas que en años anteriores
habían diseñado desde Las Cortes y
que venían a sustituir las
organizaciones que tenían los nativos,
de manera que la nueva organización más
o menos dirigida por la encomienda tenía un doble objetivo, como antes se dijo,
por un lado conceder una cierta autoridad y autonomía a los indígenas, o por lo
menos que tuvieran ellos esa impresión, pero por otra a garantizar su dependencia de la
autoridad española, y permitir a los “Encomenderos” conseguir su sometimiento y hacerlos trabajar
para ellos a fin de recaudar los tributos que tenían que pagar a la corona y es así como puede decirse que prácticamente fue lo que aquietó a lo nativos y les quitó su capacidad
de resistencia.
María Teresa
Findji y José María Rojas en la obra antes citada dice: “Resurgimiento
de los nuevos caciques y su política de consolidación, el régimen colonial regido por los
encomenderos recaudadores de tributos y trabajadores, ha traído para los paeces
su cortejo de desplazamientos disgregaciones y agrupaciones varias, en un mundo
organizado globalmente sobre la segregación entre colonizadores y colonizados,
ambos teóricamente súbditos del Rey. En cierto sentido la tradición de poblamiento disperso de los paeces y demás
tribus aliadas, ha permitido que la resistencia a la colonia adopte ese patrón de dispersión; eludir a los españoles no significaba para los paeces cobardía o abandono de terreno
sino reproducción de un modelo de
poblamiento y de economía. Para los
españoles obviamente es un obstáculo a su política colonial, de ahí que en el siglo XVII
abundan en recomendaciones y definiciones de políticas para poblar, o reducir a pueblos a los paeces
dispersos”
Siglo
XVII
1600.
Se traen los primeros esclavos negros con el propósito de abrir
caminos y además para trabajar para la Concesión de Minas de Sal que
se encontraba ubicada en el Pueblito de la Sal de San Antonio de Ambostá. -actual
Belalcázar-. De estos grupos son los descendientes que hoy está en dos lugares (al lado de Belalcázar y en
Itaibe) a ellos les habían asignado una franja de tierra para establecerse.
1606. Un grupo grande de Pijaos se aliaron con otro grupo grande de Paeces,
que se propusieron hacer la guerra a los invasores españoles, fue entonces
cuando atacaron e incendiaron a Ibagué. El general Juan de Borja al mando de un
nutrido número de españoles, se enfrenta con rebeldes y los vence. Y los pone
en fuga. Sin embargo estos se repliegan
a Itaibe en donde tratan de restablecerse siempre manifestado sus propósitos
contra los invasores.
1607
En "El Valle del Pijao" -Itaibe-, las tropas de Don Juan de
Borja, comandadas por el Capitán Andrés Zúñiga derrotan nuevamente a la alianza
de pijaos y paeces. A partir de esa fecha la resistencia indígena se va
haciendo más débil y se mantiene en relativa calma.
1609
Las tierras de Itaibe le son asignadas al Capitán Andrés Zúñiga y
Moreno. Son escrituradas el 17 de julio de 1638 por el Gobernador, Don Juan de
Borja, hijo del General.
1613
Se inicia la misión de los Jesuitas en Tierradentro. Primero hicieron varias incursiones misioneras en la
región pero luego se instalan en
Guanacas. Es interesante leer en los
documentos de la Compañía de Jesús los escritos de los misioneros y las
descripciones que hacían de los Paeces. Voy a dejar algunos ejemplos: El Padre Juan Manuel Rodríguez, Procurador
General de las Provincias de Indias se refiere así a los paeces:
“Más vecinos son a la ciudad
de Popayán las naciones o parcialidades de los Paeces, que son la gente más
ruda y bárbara que pienso se ha reconocido en Indias… Su habitación es en las
cumbres y en las laderas y vertientes de la cordillera de Guanacas, tierra muy
fría que llaman el páramo de la Papas, por el cual era entonces el camino,
cogiéndole desde el pueblo de la Cruz, sin llegar a Popayán, sino a otro lugar
llamado Timaná... en las laderas, pues, de el de la Magdalena y de otro río,
casi igual, que llaman el Paez en lo alto de ellos, y en sus contornos están
situados estos indios, extendiéndose por aquellos montes sus rancherías,
divididos por familias, tan distantes las unas de las otras. . Eligiendo
siempre las peñas más inaccesibles, para su habitación solitaria"[4].
Y continúa así su relato:
"Hablan una lengua muy cerrada y
difícil, son corpulentos y por la mayor parte feos, y abominables: mascan
continuamente, aquella yerba diabólica, coca, de que tienen negros los dientes
y llenas de su inmundo humor las bocas… las casas o chozas que tienen en aquellas
cordilleras `a una y otra banda del rió Páez distan leguas enteras, unas de
otras, y siempre que pare la muger, `o muere alguno de su familia desamparan la
casa e, dexando en ella al difunto con cantidad de bastimento, y de chicha,
brevage que beben.
Las casas tienen forma de hornos, se amontonan dentro hombres, mujeres
y niños, perros y gatos y gallinas. sirven a la vez de dormitorios y cocina.
por cama usaban el duro suelo. Su comida principal la constituían la yuca y el
maíz".[5]
Refiriéndose a sus costumbres
de mascar coca y de su habitual embriaguez con chicha hace un juicio mucho más
severo: "Es la gente de lo más
bárbara, o incapaz, que se ha descubierto en la América de que con fundamento
se puede dudar, si eran racionales. Su
más conocida inclinación el ocio y la embriaguez y esta les obliga `a juntarse
a vezes unas familias con otras acabándose de ordinario con riñas el regozijo
de sus bebidas, y siguiéndole de ello otros pecados. Sus fiestas se reducían a
bailes mal acompasados, al son de un tambor y de una flauta y a los juegos
llamados guaches, en las que salían, al campo adornados de plumas, con enorme
gritería a saltar y a bailar y a trabarse en una batalla de flechas y de
piedras en las que no pocos morían y muchos salían heridos. Los juegos
terminaban con una borrachera de tres días. Sus armas eran largas lanzas de 24
palmos y flechas y dardos de los que eran diestros lanzadores"[6]
El Padre Juan M. Pacheco describe así a los
indios paeces, citando a Sebastián de Hazañero: "esparcidos por los riscos viven aún los indios paeces. Son de mediana
estatura, complexión robusta, de negros y lacios cabellos, que antiguamente
llevaban tendidos sobre las espaldas. Sus cabezas eran aplanadas, pues desde
niños se las deformaban sus madres por medio de tablas"[7].
José Joaquín Borda en su "Historia de la
Compañía de Jesús en la Nueva Granada", citando al Padre Juan Manuel
Rodríguez se refiere así a los paeces:
Casi todos andaban desnudos, aún en los montes fríos, pero algunos
empezaban a usar una camiseta, como un costal ancho, que le caía desde los
hombros hasta los pies, de manta tosca, que no se quitan del cuerpo hasta
caérseles a pedazos. . Suelen pintarse el rostro, dibujando sobre un fondo
negro, rayas amarillas y rojas, lo que les deba un aspecto de fieras. Por
sombrero llevaban una especie de canastilla de paja, que les servía también como recipiente en sus compras. En
las fiestas se adornaban con guirnaldas de vistosas plumas, y una enorme peluca, cuyas trenzas caían hasta la cintura
adornada con cascabeles y caracoles.[8]
Algunos
apuntes etnográficos hablan de no encontrarse entre ellos deformes de
nacimiento; entre los de más rango, por el respeto que se les tiene y han
comunicado, se revela cierta "majestuosa impasibilidad" en su porte.
La mujer parece ser desde siempre la que ha llevado la peor parte; de ella se
dice que no tiene juventud y en general, se hace ver el descuido de su persona.
Se dice de todos que tienen una increíble resistencia física y pueden soportar
fatigosas jornadas de camino. Se agrega que son profundamente desconfiados,
rencorosos, crueles, sanguinarios y vengativos[9].
1640. Por estos años se establecen los
encomenderos en la región y se comienza la fundación de varias poblaciones,
entre ellas: Vitoncó, Lame, Suin, Tóez, Tálaga, Avirama, El Pueblito de la Sal
de San Antonio de Ambostá, Togoima, ubicadas en el actual municipio de Páez.
Calderas, Pisimbalá, Guanacas, Inzá y Yaquivá, en el hoy municipio de Inzá. Se
reconoce a los indígenas como gente combativa y no fácil de gobernar. Se inicia
el retiro de los Jesuitas de esta misión.
1650. Tierradentro es ya una zona muy
transitada pues es el paso obligado de Quito y Popayán hacia Santafé de Bogotá.
La región es integrada a la gobernación de Neiva y en especial a la ciudad de
La Plata, fundada por segunda vez en ese año.
1656.
Se planea en Togoima una nueva invasión a Neiva pero son derrotados los
paeces.
1663. El gobernador de Popayán, Don
Antonio Guzmán y Toledo da los títulos al resguardo de Togoima.
1682
Se establecen en Tierradentro los curas doctrineros, hijos de San
Francisco de Asís (Franciscanos).
Siglo
XVIII
Es a mediados del siglo XVIII, cuando se dan los últimos
levantamientos de los Paeces de
la vertiente oriental, es decir de los de Tierradentro, liderados por
Togoima y que fueron rápidamente
sofocados, empiezan a darse como los pasos de una nueva forma de comportamiento impuestas por los hechos históricos
que imponen la necesidad de encontrar
sistemas de convivencia con el conquistador. De parte de la corona Española, y a pesar de
que sus representantes en el nuevo continente, no siempre le dan informes muy
objetivos, sin embargo fácilmente se dan
cuenta de que no solo los indígenas sino
también muchos americanos, de sangre mezclada de indios y
españoles, rechazan la política de la metrópoli con relación al nuevo
continente, y el sistema de las encomiendas. Por la parte de los indígenas van
apareciendo nuevos líderes que van a ir
acomodándose a la situación pero aprovechándose de la misma
en busca de obtener ventajas se acogen a los planteamientos jurídicos del
cabildo y resguardo inventado por los españoles como se dijo antes, pero
introduciéndoles algunas reformas de
acuerdo a las necesidades de las poblaciones.
Hubo en esta época tres fenómenos que según parece determinaron la
precipitación de los cambios:
Uno, fue el de una muy fuerte
penetración de encomenderos, colonizadores y comerciantes españoles a la
región, que entraban y salían y que entre otras cosas da comienzo a la mezcla
de razas o mestización que no parece haberse dado en Tierradentro
antes de esta época, y por este fenómeno
se hace más general el aprendizaje del
idioma europeo entre los indígenas,
especialmente entre sus dirigentes, a tal punto que el hablar con los españoles
se convierte en una especie de timbre de privilegio de posición social que los
coloca entre interlocutores. Esta penetración
tiene la característica de que los que allí llegan, muchos de los cuales
eran llevados por los Sacerdotes, llegan más que
buscando tierras, buscando
comercio, intercambio y aún dirigir
oficios y trabajos que permitiría un mayor desarrollo a la región.
Dos: Los trabajos en minas, caminos y haciendas (encomiendas)
tanto por los lados de Popayán como en las márgenes de La Plata, estimulan los desplazamientos de los indígenas.
Tres, el más importante, la situación
política determinada de un lado por la rebeldía de los indígenas que en el fondo nunca aceptaron al extranjero y de otro las concesiones
jurídicas que las “Doctrinas y encomiendas” concedían a los indígenas y que los colonos tenían que respetar; entre dichas concesiones
la del derecho a las tierras de los indígenas, por lo tanto se fue exigiendo la delimitación de los territorios y la
necesidad de establecer los linderos de
las tierras que pertenecían a los indígenas y el de las tierras o haciendas de
los blancos y esto produjo un fenómeno
muy importante en esta parte de la cordillera que da al Magdalena,
prácticamente los “blancos” se
retiraron, el gobierno legislaba según la ley que pregonaban los nativos: “La
tierra es de los indios y únicamente para los indios”, de manera que esta circunstancia, la ley de los resguardos, primó sobre las encomiendas y en esto fue
determinante la posición de los Sacerdotes “doctrineros” como el P. Del
Castillo, que abiertamente defendieron los derechos de los indígenas.
Para atender esta necesidad en la región de Tierradentro, la
dinastía de los “Guayamuses” que
gobernaban desde Togoima varios pueblos, con la ayuda de los Doctrineros y
Sacerdotes, emprenden la tarea de conseguir que los funcionarios de la
Corona les determinen los linderos de
las tierras que les pertenecen. En el Archivo del Vicariato, existe un documento original de 1628
en el que aparecen las cédulas
reales de los títulos de las tierras
concedidas a los indios de la Parroquia de Togoima y que comprenden los ocho
pueblos como son: Toboyma, Avirama,
Calderas, San Andrés, San Juan de Cuetando, Santa Rosa, Yaquivá y el Pueblito
de la Sal de San Antonio de Ambostá.
Es así como se comienza este proceso que va a durar algún tiempo, por lo menos hasta comienzos
del siglo XIX. Es muy interesante
constatar en diversos documentos, como los caciques ya no se dirigen a los
jueces sino que llegan con sus peticiones
y alegatos hasta el mismo Rey o ante su representante directo de la real Audiencia de Quito, hasta donde
viajan con dicho propósito
Pero hay otro punto muy importante en
este forcejeo y es el que los caciques indígenas reclaman para sí el reconocimiento de la autoridad
indígena, y el derecho que tienen como gobernantes de sus pueblos y de sus
territorios, por encima de terratenientes y encomenderos. Son los mismos caciques
quienes llevan hasta las autoridades la descripción de los límites de sus
tierras. Siguiendo el ejemplo de los
paeces de la vertiente oriental de la cordillera, los
que se establecieron en la parte occidental en cercanías de Popayán comenzaron a trabajar también por su alinderamiento.
Siglo
XIX – Tiempo de la independencia
Cuando llegan los levantamientos en
busca de la independencia de España se da una serie de confusiones cuyas consecuencias perdurarán y que aún hoy
en día se sienten. La obra emancipadora
surge liderada por hijos de
españoles pero nacidos en América, pero el grito de independencia, deja una
serie de vacíos jurídicos y de
contradicciones que permanecerán y
perdurarán por mucho tiempo en el proceso de reorganización de la nueva realidad de la nación.
Las costumbres de las familias descendientes de los Españoles con mentalidad de colonizadores, no
renunciaban fácilmente a todas las prebendas y privilegios heredados, de manera
que en la práctica se cambió de nombre pero no de “amo” y en no pocas ocasiones los nuevos amos fueron
peores que los primeros.
Resumen
de los desplazamientos
1º - En la segunda mitad del siglo XII, comienza el desplazamiento desde el Orinoco.
2º - Principios del Siglo XIII, llegan
a los valles del Magdalena y suben por
el río Páez y La Plata , hasta Timaná
3º - Fines del Siglo XIII, se empiezan
a establecer en las alturas de Chinas, Suin, Toboyma, Calderas.
4º.- Primera mitad del Siglo XIV, fundación
de Popayán, primeros contactos y enfrentamientos con los españoles.
5º - Siglo XV, tiempo de guerras con los españoles, intentos de colonización.
Establecimiento de los primeros misioneros.
6º - Siglo XVI, desplazamientos al lado occidental de la Cordillera y
establecimiento de colonias en los alrededores de Popayán.
7º - Siglos XVII y XVIII, Encomiendas y
colonias en Popayán que dan origen a los actuales pueblos paeces como Jambaló, Totoró, Pueblo nuevo etc. Es de
notar que al valle de Pubenza, llegan
primero los Españoles y luego los Paeces.
8º. – Siglo XIX – Independencia de
España – Confusión - Agregación arbitraria
de Tierradentro al Cauca.
9º. – Siglo XX, Establecimiento de los
Municipios de Inzá y Páez. Establecimiento de la Prefectura Apostólica.
10º -
Siglo XXI – Establecimiento del
Vicariato Apostólico.
LA
MISION CATÓLICA EN TIERRADENTRO
Quien realmente quiera estudiar y
comprender la obra de la Iglesia Católica en las Tierras Americanas, tiene que
leer con mucho cuidado el “Archivo de Indias” y las publicaciones y
traducciones que en 24 tomos hicieron en España con ocasión de los 500 años del descubrimiento o
como hoy dicen “del encuentro entre los
continentes”.
Sin querer justificar la ocupación europea cuando se encontraron
con la existencia del Nuevo Mundo respondiendo a una mentalidad de ese tiempo
comienzan la empresa con una connotación eminentemente política y económica y para
tratar de justificar lo injustificable
(la conquista) toman como único motivo moral
la “conversión” de los infieles a
la Iglesia Católica. Así lo expresaba
Cristóbal Colón cuando escribía a los
Reyes Católicos:
“Así
pues que nuestro Redentor dio esta victoria a nuestro Ilustrísimo rey e reina….
de donde toda la cristiandad debe tomar alegría y hacer grandes fiestas , y dar
gracias solemnes por el tanto ensalzamiento que habrán, en tornándose tantos
pueblos a nuestra santa Fe, y después por los bienes temporales que no solamente a la España, mas
a todos los cristianos tendrán aquí
refrigerio y ganancia…”.
Más tarde la Bula “Inter
Caetera”, del Papa Alejandro VI en 1493 en la que el Sumo Pontífice “Regala
a perpetuidad” las tierras que habían
sido tomadas por los Reyes de España, a condición de que “instruyan a los susodichos naturales y moradores en la fe católica y buenas
costumbres, poniendo en ello toda la diligencia que convenga”, (Hoy resulta
imposible de comprender esta y otras muchas formas de pensar y actuar de
aquella época).
Sin embargo la Iglesia Católica, tuvo
siempre la preocupación de conservar y defender a la población indígena , así como por luchar
contra los atropellos de los conquistadores.
Juan Friede sostiene que el deseo de la Iglesia por la conversión
indígena favoreció la política protectora del Estado frente a las exigencias de
los colonizadores. De otra parte, el indio al verse desamparado, “se plegaba
ciegamente a la Iglesia Católica, tal como lo hacía con la Corona”. Es aquí
donde se destacan misioneros como Fray Antonio de Montesinos y Fray Bartolomé de las Casas como los
primeros defensores de los nativos.
LA
RELIGIOSIDAD DE LOS PRIMITIVOS PAECES
En el libro “La utopía mueve montañas”, el autor trata de mostrar algunos
aspectos de la religiosidad de los primitivos paeces y dice así: “Los antiguos adoraban a Dios representado
por el trueno, las lagunas, la luna, el sol. Celebraban cultos religiosos que
favorecían la unión de los integrantes dirigida
hacia el bienestar económico y espiritual de las comunidades”…“Tenían diversas tradiciones sobre la creación y el diluvio, así como
mohanes, patasolas, hechiceros, chamanes y adivinos al servicio de la tribu, mucho
de lo cual todavía se conserva”.
A sus muertos los sepultaban en guacas
o cuevas. En la tumba colocaban ollas de barro con bebidas, comida y todas sus
pertenencias. En el caso del varón le agregaban las armas y si era la mujer, el
huso para hilar o tejer.
Los niños que nacían defectuosos los
dejaban morir. La madre en tales circunstancias les negaba el alimento. Lo
hacían así para evitarles problemas más tarde en su vida social. Entre los paeces resulta muy difícil encontrar
en la actualidad personas con defectos de nacimiento, por lo que se cree que
esta costumbre perdura en el presente”
El padre vicentino, Jenaro Díaz, con su
pluma magistral, en un discurso sobre Misiones el 22 de agosto de 1924,
describe algunas de las supersticiones de los paeces:
Los viejos cronistas llegaron a decir
que los paeces no tenían religión; otros pretendieron que adoraban, como los
chibchas, al astro del día; y no faltó quien les atribuyera la creencia en un
Ser Supremo, principio del mal, inmisericorde rector de las trombas y
tempestades, de las hambres y pestilencias, a quien temían pero no
reverenciaban. Todavía en los exordios de la misión lazarista, cuando los
azotaba la viruela o la desintería, inmolaban un cerdo, devoraban algunas
piezas y con las restantes hacían nocturna peregrinación; pavonaban las
paredes, las puertas y el pavimento, y la sangre, puesta en vasos, se colocaba
en las cavidades de las rocas a modo de conjuro para ahuyentar al “inmundo”.
El P. David González, cita al P. Manuel Rodríguez (1684) y con relación
a la religiosidad de los Paeces dice:
“La enseñanza entre estas gentes es muy
difícil, pero algo se logra cuando a ellas les dura la atención, que siempre es
poca, porque parece que para su daño les tiene el demonio enseñado a reírse de
todo y hacer algazara y como mofa de cuanto se les dice. . .” y más
adelante agrega: “… con mucha dificultad llega a hacerse capaz de los ministerios de nuestra santa religión,
para ser bautizados, y pocos de los adultos son cristianos por su gran rudeza,
a lo que añaden no atender a la enseñanza con reírse a carcajadas. El mayor
logro que hay es en los niños moribundos y en los muchachos que procuran sacar
a Popayán sus encomenderos y se quedan en casa de sus amos. . .No se ha
conocido reconozcan alguna deidad, siendo incapaces de alcanzar un Supremo
Señor y primera causa de todo, aunque en algunos particulares se hallaron
algunos ídolos.”
Pero “Los paeces sí tenían ideas
religiosas. Existe la tradición de Don Juan Tama, el hijo de la estrella, gran
legislador del pueblo. La estrella, a la media noche, durante pavorosa
tempestad dio a luz un hijo, lo confió a las ondas de un río que nace en el
páramo de Moras, el río Lucero; los indios sacaron el niño de las aguas, lo
criaron con esmero, cuando creció, fundó a Vitoncó, (Chamb wuala -Pueblo Grande-), la capital, y estableció
allí su imperio. Les dio tres leyes: 1.- La tierra es de los Paeces, únicamente
de los Paeces y para los Paeces. 2.- Los
Paeces no mezclarán su sangre con sangre extraña. 3.- Los Paeces serán invencibles. Al fin de
sus días Don Juan Tama confió a la
familia Calambás el gobierno del pueblo, y luego con mucha gente se fue al
lugar de su nacimiento, la laguna, se sumergió en ella y volvió al seno de la
estrella”
PRESENCIA
DE LA IGLESIA CATOLICA
La presencia de la Iglesia Católica
en Tierradentro, podemos dividirla en varias épocas muy definidas:
1. Época de los Jesuitas
2. Época de los Franciscanos
3. Época de los Diocesanos
4. Época de los Lazaristas (Vicentinos).
Época
de los Jesuitas: comienza en el año 1613
Es curioso anotar que es en esta fecha en la
que varios historiadores colocan al establecimiento de los Padres de la
Compañía en Tierradentro, sin embargo el P. Restrepo en su obra de la “Historia
de los Padres Jesuitas en Colombia” da como
fecha del establecimiento el año de 1629. Parece ser que entre el 13 y el 29 los
Padres hacían incursiones
misioneras en el territorio pero que
realmente sólo se establecen en el 29 y lo hacen en
Tierrasblancas, en Guanacas, desde donde tratan de llegar a todo el
territorio desde el páramo (hoy
de Gabriel López) y el Nevado del Huila hasta
las Selvas de Moscopán en el Macizo Colombiano.
Seis Sacerdotes Jesuitas
trabajaron en aquel período que
duró hasta el año de 1640: Jerónimo Navarro, Gaspar Cugía, Juan
Rivera, Francisco Ignacio Rivera, Francisco de Orta y Luis Vicente Centillas.
Jerónimo Navarro parece ser el primero
que llega a la región para permanecer en ella; se dedicó a ayudar a los
indígenas, se estableció en Guanacas desde donde recorría los campos
hasta que en 1632, sintiéndose demasiado enfermo a causa de sus desvelos
fue a la casa del Cacique y le pidió “tomase
una pluma y dejase firmado de su nombre
cómo moría de muerte natural, para que no fuesen culpados por los españoles de
su muerte”. Es enterrado por los indígenas.
Gaspar Cugía, aprende la lengua nativa,
les insiste a los indígenas para que formen poblados y procura sacar con él a
algunos muchachos para que vivan en la doctrina cristiana.
El P. Juan Rivera se propone hacer un
mapa de la región y recorre las tierras
tratando de convencer a los nativos para que se
establecieran en pueblos para facilitar así el trabajo de la
evangelización y catequesis. Se los ganaba con su amabilidad y los atraía
tocando un instrumento musical y enseñándoles a cantar las composiciones
religiosas y oraciones. Trató de aprender con mucha dificultad la lengua de los nativos y dejó a sus sucesores mucho
vocabulario.
El P. Francisco Ignacio Navarro, amaba
profundamente a los indígenas. Sus
largas caminadas y la soledad que no le permitía velar por su salud, lo minaron
físicamente de tal forma, que cuando
llegaron a reforzarlo sus
hermanos de religión, los Padres Francisco de Orta y Luis Vicente Centillas, “lo encuentran
consumido como un esqueleto y completamente mudo, pero feliz por haberse
sacrificado por los indios.”
Es en este tiempo cuando parece que se
hacen los primeros de los pequeños templos
en tapia pisada, cuya arquitectura absolutamente original solo se ve en
Tierradentro y de los cuales se hablará más adelante.
Después de luchar durante 27 años en la
región de los paeces, se retiran definitivamente los Padres Jesuitas en el año
de 1640, dejándolos al cuidado del Cura de Guambía, residente en el costado
occidental de la cordillera, hasta el año
de 1682.
Época
de los Franciscanos
En 1682 aparecen los padres franciscanos trabajando en
la parroquia de San Juan Bautista
de Tálaga, desde donde hacen esfuerzos
por llevar el Evangelio a los Paeces. Tratan de recorrer por
todo el territorio a pesar de las dificultades. Aparecen los nombres de Fray Gaspar Gómez de Ceballos (noviembre 25
de 1682 – enero de 1686) En los libros parroquiales aparece con mucha
frecuencia el nombre del bautizado con el nombre del bautizante, lo que
significa el afecto que le tenían al Sacerdote.
Fray Antonio Araojo y Sotomayor.(Enero de 1686 – Abril de 1889)
su obra fue fecunda ya los indígenas se dejaban adoctrinar, por eso pudo
bautizar a muchos adultos. Entregan la misión en 1687 a los Padres Diocesanos.
Época
de los Padres Diocesanos
Fue un largo período: durante más de
dos siglos los Sacerdotes de la Diócesis de Popayán atendieron la región de Tierradentro. Cerca
de 40 Sacerdotes Párrocos y Doctrineros
pasaron por la región; destacamos a algunos
que dejaron honda huella en Tierradentro, por su labor pastoral su
interés por los nativos y de manera
particular por su preocupación por la
promoción de los mismos.
En el año de 1689 están en la parroquia de Tálaga, los PP. Alfonso Álvarez de Torrecilla y
Francisco de Zúñiga y Velasco. Al comentar el Padre David González sobre el
trabajo de los sacerdotes mencionados dice
“se nota la poca preparación y
por lo tanto la calidad de personal que envían a la misión, lo que se deduce
del desorden de su gestión parroquial ya que no apuntan ni el nombre ni el
lugar del Bautismo” sin embargo como lo reconoce el mismo autor “Dios se
adueñaba de las pobres gentes que acudían en busca de la fe. Aquellos
catequistas si cortos de cultura humana, debían ser almas sencillas, humildes,
mortificadas y celosas puesto que el fruto empezaba a abundar”
El 8 de septiembre de de 1699 se posesiona
del curato de San Juan Bautista de Tálaga el P. Matías de Villarroel; su largo
curato de más de 18 años fue muy fecundo
pastoralmente. Administra también
La mesa de Páez de la Gran Virgen de Santa Bárbara en Tóez. El pueblo de la Santa Cruz o San Vicente
Ferrer en Wila. San Fernando de
Vitoncó. Santa Rosa de Suin. El pueblo de la Salina de San Antonio de
Ambostá (hoy Belalcázar) Con el señor cura vinieron sus hermanos : Cayetano
,Ignacio, Gregoria y Jerónima, casada esta última con don Luis Salazar
Higueras, todos ellos aparecen muchas
veces como padrinos de bautismo y matrimonios.
No tardó mucho en trasladarse a residir en la mesa de Santa Bárbara de Toez, allí acuden de
todas partes a visitar al Padre Villaroel
y a recibir los Sacramentos, en los libros de bautismo aparece el lugar de
donde vienen, muchos inclusive de fuera de Tierradentro. Permaneció en la
Parroquia hasta el 15 de agosto de 1718.
.Lo Sucedió el P. Lucas Rojas de
Velasco quien se estableció en San Juan Bautista de Tálaga. Permaneció en la Parroquia hasta 1731.
Es interesante notar que en 1721 Don
Diego González de la Sota y Salazar que tenía
como títulos:, “Protector de los indios y visitador eclesiástico de la
ciudad de La Plata y de la villa de
Timaná,”,realizó la visita
pastoral a Tierradentro, y dejó unas normas a los curas doctrineros para el
trato con los nativos ; destacamos algunas:
No sacar, ni permitir sacar “chinas” ni muchachos de los pueblos con
ningún pretexto ni so color de que son huérfanos de padre y madre, ni voluntarios ni violentos.
Enseñar diariamente la doctrina a los
muchachos, de las cinco a las seis de la mañana y por la tarde a las cinco.
Tener cada sacerdote dos fiscales para
que ayuden a traer a los indígenas a la doctrina y a la misa.
No exigir nada a los indios para el
culto: velas, cera, harina, santos óleos; en cambio, sí se les deben exigir a los encomenderos $16 pesos al año para el servicio del culto.
Evitar el estrépito y amenaza con los
indios, atraerlos con amor, de manera
especial a los que viven lejos en los montes.
Que los curas no ocupen a los indios ni
permitan que los blancos los ocupen en viajes a La Plata y Popayán con cargas
pesadas, pues los caminos son ásperos y peligrosos.
Tratar bien a los indios principales
para que ellos atraigan a los indios menores.
El P. Eugenio del Castillo y Orozco
llega en 1740; por estos tiempos se pone en vigor la ley de los resguardos que
prácticamente traducía el pensamiento de Don Juan Tama “Las tierras son de los
indios y únicamente para los indios” los blancos tienen que retirarse de la región.
El P. Eugenio del Castillo se dedica a
recoger lo que los padres jesuitas y demás sacerdotes habían hecho con relación
a la lengua. Hace el “Vocabulario
Páez-Castellano” , escribe el “Catecismo”, (en Páez) “Nociones Gramaticales”, Pláticas (dos) con
adiciones y correcciones y “Vocabulario Castellano Paez”. Estas obras fueron
editadas en Francia en 1878.
El P. José Joaquín Chávez toma posesión de la Pura y Limpia Concepción
de Calderas el 8 de enero de 1798. Es cura de Togoima, Cuetando, El Pueblito de la Sal y Avirama en
donde muere en el año de 1821. Con el padre Chávez llegan varios de sus
hermanos: don Juan de Dios Chávez y Pérez quien se casa en Avirama con la mestiza
María Antonia Vargas Yondapís, Cacica del pueblo, de allí surge la numerosa
familia Chávez tan común en Avirama; una
de las hermanas se casa con el indígena Guyumús de Togoima; la otra, con Yondapis uno de los que manda en
Avirama. También llega con el señor cura, don Miguel Vargas quien con su
numerosa descendencia puebla las vegas del río Páez.
Siguen luego un elenco de cerca de
treinta curas doctrineros más, entre los que se destaca el P. José Joaquín Núñez, en 1807 cura de
Togoima y sus anexos y quien construye las capillas de Togoima y San Andrés de
Pisimbalá. En 1821, a la muerte del anterior, viene el 4 de octubre como párroco interino
el P. José Antonio Gutiérrez.
El 7 de febrero de 1823 recibe la Parroquia también en calidad e “Interino” el P. Juan
María Carbajal (Con b labial) y es el primero que no escribe “Toboyma” sino
“Togoima”. El 18 de julio de 1823, toma la parroquia también como cura interino
el P. Pedro Josef Carvajal (V corta). En marzo de 1825 toma la parroquia como cura interino el P.
José Antonio Lozada. El 30 de Septiembre
de 1825 se posesiona como Párroco en Propiedad el Pbro. Pedro Josef Carvajal
que firma todavía en 1831.
Después de este recorrido bien vale la
pena destacar la huella que dejó durante sus 18 años de curato, (1699 – 1718)
el P. Matías de Villarroel.
Igualmente el P. Eugenio del Castillo y
Orozco que toma posesión en 1740, su principal preocupación fue utilizar la
lengua propia de los Paeces para su
evangelización, no sólo la aprendió sino que escribió graficando con las letras
latinas los sonidos Paeces.
Esta experiencia resulta significativa
ya desde aquel entonces en la preocupación por inculturar el proceso
evangelizador y constituye un paso muy grande en el respeto a la cultura y en
el aporte a las futuras generaciones de evangelizadores para disponer de un
instrumento muy valioso en la tarea misionera.
Ya desde cuando los primeros
Jesuitas comienzan su obra
evangelizadora, y en los dos siglos y medio siguientes fue preocupación de la Iglesia respetar y promover la cultura indígena y el esfuerzo por conservar la lengua ; está
claramente demostrado por los trabajos de los misioneros como por los de los Padres diocesanos,
esfuerzos que se han prolongado hasta nuestros días , ya que es a la Iglesia a
la que se debe el establecimiento de los
primeros centros de enseñanza, como se verá a su tiempo.
Desde 1887 no aparece en la región
ningún sacerdote residente, sino que se dan
incursiones misioneras, por parte de los Padres Franciscanos,
Redentoristas y Lazaristas de Popayán,
con lo cual se pudo perder un camino iniciado de cercanía a la cultura y
al pueblo que habitaba esta región.
En el año de 1904 el último sacerdote diocesano encargado de Tierradentro, es el P. Máximo
Restrepo. Ya desde el año 1902 por
acuerdo entre La Santa Sede y el Gobierno de Colombia el 27 de diciembre se erige a Tierradentro
como “ Tierra de Misión”.
Época
de los Lazaristas (Vicentinos)
En el año de 1905, el 16 de julio se
firma un Contrato entre el Arzobispo de
Popayán Mons. Manuel José Caicedo y el
Visitador Provincial de los Padres Vicentinos, que en ese entonces todavía estaba unida a la del América
Central, el Padre Juan Floro Bret, en el que se encomienda la MISION de
Tierradentro a los Padres de dicha
Congregación. Es interesante anotar que el proyecto inicial del
Arzobispo era el de entregar también, a la Misión de los Padres algunas parroquias del lado occidental de la cordillera y que
tenían amplia población páez, pero el Cabildo
Eclesiástico de Popayán, por fortuna lo hizo desistir, de manera que en el
contrato solo queda el territorio del
oriente de la cordillera y que formaba precisamente el entonces municipio de Inzá.
El 22 de Septiembre de 1905 llegan los
dos primeros Misioneros Vicentinos: El P. Guillermo Rojas Arrieta, de origen costarricense (Cartago) y el P.
David Ortiz, oriundo de Roldanillo (Valle), ubicaron primero su sede en San
Andrés de Pisimbalá pero luego se trasladaron a Tálaga, lugar en donde solo permanecen dos
años al cabo de los cuales se regresan a Inzá.
Entre los sacerdotes llegados en esta época merecen destacarse el
P. Louis Durou, quien llegó como Inspector escolar y se dedicó a recorrer todo
el territorio y a aprender la lengua Páez y trabajar por la educación; es por
entonces cuando se establece otro centro en el Pueblo de la Sal de San Antonio
de Ambostá.
Los Sacerdotes apoyaron ante al gobierno central, el
proyecto de fundar un nuevo municipio,
al otro lado del Páez; el Padre
Rojas era amigo personal del General Reyes, y
este valimiento fue decisivo para
alcanzar tal propósito; y fue así como en 1907
se fundó el nuevo municipio desmembrándolo del de Inzá y dándosele por
nombre “Páez”, y nombrando como cabecera
municipal, el asentamiento que empezaba a hacerse en la margen derecha
de la Quebrada de “El Salado” cerca de su desembocadura que entonces toma el
nombre de “Belalcázar”.
En
1910, llega a la Misión el P. Luis
Tramecourt, comienza su labor como coadjutor del Padre Durou, pero en 1912 es
nombrado Director de la Misión. Su largo ministerio que duró hasta su muerte
ocurrida en 1941, fue fecundo en obras y apostolado. Entre las gestiones y obras que realiza está el hecho de haber llevado al actual lugar de
“Belalcázar” la casa de los Padres. El predio lo adquirió del Señor Rogelio
Penagos que vivía en donde hoy está la casa de las juanistas, a cambio de unas
mulas que los padres habían traído del
valle. El lote iba desde la meseta hasta
el río Páez y desde la quebrada del
salado hasta un poco más allá del
cementerio. El Padre estableció su casita cural y una capilla de
paja y trazó luego la plaza y las calles
del pueblo y ayudó a los vecinos a establecerse allí, de manera que por eso se
lo considera como el fundador del pueblo de Belalcázar. Realizó la gestión para que vinieran a la Misión las
Primeras Hijas de la Caridad o Vicentinas
que llegaron el 8 de diciembre de 1917, bajo la dirección de Sor Catalina Medina.
La
Congregación de la Misión en 1913
erige oficialmente a Colombia como Provincia
independiente que tiene como
primer Superior Provincial al francés P.
Juan Floro Bret. De esta manera puede estar más al tanto de los trabajos en las
obras
La labor de los Padres en el territorio de la misión se extiende por todo el territorio, pero la lejanía y las dificultades para la comunicación con el Arzobispo de Popayán de quien depende la
misión es grande; esto llevó tanto al
Arzobispo como a los Padres a pensar en la posibilidad de pedir
que se estableciera en la Misión una Prefectura Apostólica, con un
prelado propio que dependiera directamente de la Santa Sede; y es así como en
1920 el Provincial de los Padres
Vicentinos, en informe al Nuncio Apostólico, entre otras cosas le ruega elevar
a la Santa Sede la petición para que la
Misión sea erigida en Prefectura.
PREFECTURA
APOSTOLICA
El 13 de mayo de 1921 el Papa Benedicto
XV erige la Prefectura Apostólica de Tierradentro. De esa fecha hasta hoy han regido los
destinos de la Prefectura cuatro Prelados
así:
Monseñor Emilio Larquère
De origen Francés, nacido en la Aldea
de Riviere el 18 de Mayo de 1869, llega como misionero a Colombia y desempeña
varios ministerios. Desde 1913 a 1916, trabaja como misionero en Tierradentro y
estando allí es nombrado Prefecto Apostólico de Arauca. El 19 de noviembre de 1923 fue trasladado
como primer Prefecto Apostólico a Tierradentro y toma posesión el 27 de febrero
de 1924.
Empezó a organizar la Prefectura. Construyó la Catedral, creó el
Dispensario para los pobres y enfermos
que luego se convertiría en el Hospital
y su gran preocupación fue la de llevar a los indígenas la educación
básica. Cuando llega a Tierradentro, como Inspector de educación existían solo
dos escuelitas con algo así como 100 alumnos,
y él se dedicó a sembrar de escuelas todo el territorio de manera que al
terminar su servicio en Tierradentro, funcionaban 32 en el territorio de la Prefectura con cerca
de 2000 alumnos.
Con cinco o seis misioneros trabajó sin descanso por llevar el
desarrollo a todos los rincones. Dirigió la construcción de tanques de agua para el pueblo, colocó planta
de luz eléctrica, construyó un molino de Trigo. Trajo a las Hijas de la Caridad
de San Vicente de Paúl para el Servicio de los Pobres, y para la enseñanza
Le tocó sortear y sufrir una de las
épocas más aciagas de la violencia
política que ha vivido Colombia, tuvo que sufrir no solo persecuciones y calumnias
infames sino atentados contra su persona que supo sortear con paciencia y
entereza evangélica; su amor a los indígenas lo llevó a querer morir en
Tierradentro, por eso cuando al final de sus días los médicos en Cali le diagnosticaron una enfermedad
terminal pidió ser trasladado a Belalcázar, allí el 3 de julio de 1948 entregó su alma a Dios.
P.
David González
A la muerte de Monseñor Larquere, asumió como Proprefecto; incansable misionero, que trabajó en Tierradentro durante 30 años. Fue
un hombre visionario y frentero, defensor acérrimo de la libertad de opinión. Escribió una historia de Tierradentro, obra
que fue robada por una editorial que
entre otras cosas ha cometido este delito varias veces y lo cubre cambiando de
nombre o razón social. Entre las obras
que se le deben está la carretera que desde Belalcázar, pasando por Tóez
e Irlanda, sube por la margen del Páez y trasmontando el Páramo de López
desciende por Santo Domingo hasta llegar a Cali, esta vía contra la que se
oponían los dirigentes de Popayán, acercaría no solo el Departamento del Huila sino el Caquetá al mar, constituyéndose en un factor de
desarrollo inimaginable para toda la región.
El P. González, recorrió a pié todo el trayecto. El Ejército llevó a cabo la obra con el programa de reinserción.
Posteriormente el desastre de 1994, dañó un buena parte
pero es una de las prioridades
que se plantean en la reconstrucción
de Páez.
Monseñor Enrique Vallejo
Oriundo de Santa Rosa de Cabal. Nació el 3 de mayo de 1902, se desempeñó en la
comunidad de los padres vicentinos como profesor en varios seminarios.
Regentaba el Seminario de la Diócesis de Tunja cuando el 27 de octubre de 1950 fue nombrado Prefecto Apostólico de Tierradentro y tomó
posesión el 8 de diciembre del mismo año.
Su gran preocupación fue la
dignificación del indígena y del campesino; entendió que para conseguirlo era
preciso que se educara y desarrollara humanamente; por eso se entregó a la tarea
de fortalecer la educación. Al terminar
su trabajo Apostólico ya en Tierradentro había
algo más de 100 escuelas con profesores eficientes.
Para tener los Profesores no solo suficientes sino bien preparados, fundó la Escuela Normal que llegó a ser una
de las mejores del país, según un alto funcionario del Ministerio de Educación.
Hoy en día lleva su nombre.
Otra de sus preocupaciones
principales aunque veía muy remotas las posibilidades, fue la
formación de Sacerdotes autóctonos, por eso creó el Seminario Menor de Inzá. Por
insinuación de la Nunciatura Apostólica la Congregación de la Misión entrega a
los Padres Javerianos la Prefectura de Arauca para reforzar con un número mayor
de misioneros la de Tierradentro; y es así como de 5 que habían sido
ordinariamente los Misioneros de Tierradentro ascienden a 11 y más tarde llegan
hasta 17 con lo cual el Prelado puede crear nuevas Parroquias y atender
diversos campos de la Pastoral. Busca
crear fuentes de trabajo y mejoramiento de tierras. Implementa
diversos programas con dichos fines para
lo cual consigue recursos nacionales e
internacionales.
Otra obras suyas son: la remodelación
del templo y la casa cural de Belalcázar,; la creación de la Granja-Escuela,
del Internado de Indígenas, de la Escuela de Artesanías que posteriormente se
convierte en el Instituto Técnico David González; el nombramiento de los
primeros Maestros Bilingües en el año de 1973; la fundación de la Cooperativa
Integral del Magisterio. Programas de mejoramiento de tierras y cultivos etc.
En 1977 llegado a los 75 años presentó a la Santa Sede su dimisión. Y se
retiró a Cali donde murió el 22 de noviembre de 1984.
Monseñor
Germán García Isaza
Nació el 2 de septiembre de 1936 en
Manizales (Caldas), en el hogar formado por don Jesús María García y doña Inés
Isaza que tuvieron 12 hijos de los
cuales cinco sacerdotes, dos religiosas
y cinco profesionales. Ordenado sacerdote el 11 de febrero de 1962, llega a
Tierradentro en el año de 1971 después de haber trabajado en varios seminarios.
Hizo estudios especiales de Catequesis y Pastoral en Europa. Al llegar a
Tierradentro fue a trabajar en la pequeña Parroquia de Wila, en donde se
destaca por su celo apostólico y su amor por los indígenas; colabora allí hasta
1977.
El 7 de agosto de 1977 es nombrado
Prefecto Apostólico y toma posesión el
10 de septiembre del mismo año. La formación de Catequistas y la formación de
un clero propio lo mismo que el cultivo
de la cultura propia fueron sus preocupaciones principales. Funda el Seminario
Menor Indígena con una filosofía y características propias. Funda
la Emisora “Eucha” para hacer transmisiones bilingües. Crea siete de las
parroquias. Crea el DIT, “Desarrollo integral de Tierradentro”, que coordina
los diversos programas de asistencia y desarrollo de la región. Impulsa y dota los talleres de la Escuela Técnica Artesanal
-carpintería y metalistería, principalmente-; crea la oficina de asistencia
jurídica para defender los intereses de los pobres y asesorarlos en sus
gestiones; construye el Club Juvenil de Belalcázar para brindar sano
esparcimiento a la juventud y organiza
la Central Católica de Servicios, como centro de coordinación, animación y
control de todos los programas, para lo cual llega a Tierradentro la Comunidad
de las Hermanas de San Juan Evangelista.
En junio de 1988 fue nombrado primer
Obispo de la nueva Diócesis de Caldas (Antioquia).
P.
Juan Evangelista Murcia
Natural de Guateque, de una familia
profundamente cristiana que dio a la Iglesia un Sacerdote diocesano y dos
Vicentinos, además de dos religiosas de la Comunidad de la Presentación, después
de haber trabajado en la formación del clero en varias Diócesis y en diversos
campos de Misión, entre otros en la República de Bolivia, fue enviado a
Tierradentro; misionero piadoso humilde
abnegado y amante de la Misión, desde Vitoncó, donde ejercía como párroco, hacía
un trabajo meritorio en la recuperación
de la lengua Páez; asume como
Proprefecto y rige los destinos de la Prefectura, hasta el 28 de junio de
de1989.
Monseñor Jorge García Isaza
Nacido en Manizales el 2 de julio de 1928 y ordenado sacerdote en 1954. Se especializa en
Liturgia y Pastoral en Roma. Su ministerio, lo desempeñó en diferentes parroquias,
en la formación en distintos Seminarios en la dirección de la Propia comunidad,
en las misiones de Montería y de Inzá,
Director de las Hijas de la Caridad de Bogotá y de Bolivia
Hacía
poco más de un año que se
desempeñaba como Rector del Seminario Indígena y es nombrado el 25 de abril de 1989 como Prefecto Apostólico para suceder a su
Hermano Germán. Toma posesión el 28 de junio del mismo año. Adopta como prioridad de su
ministerio pastoral:
1° Buscar llegar a tener un clero
propio para lo cual organiza la “Pastoral vocacional”; erige el Seminario Mayor
Indígena, bajo el patrocinio del Santo Cura de Ars; (Ya el Seminario Menor lo
había fundado Monseñor Germán), para esta
obra cuenta con la invaluable cooperación de su hermano Mario, también misionero vicentino, quien asume como rector y que no solo por su
preparación sino por compartir con entusiasmo
el sueño de un clero indígena fue
llevando adelante la obra; y el 4 de
marzo de 1990 se ordenan los dos primeros Sacerdotes indígenas diocesanos para
la Iglesia particular de Tierradentro; y para responder a las necesidades de
las vocaciones de los mestizos, se obtiene la colaboración del Seminario de
Misiones en Bogotá y del Seminario de Popayán.
2° Dar los primeros pasos definitivos en su organización como Iglesia
particular. Organización de la
Curia y del Presbiterio,
organización del Archivo, y Organización de las finanzas.
3° El fortalecimiento de la catequesis,
la organización de los catequistas y
Delegados de la Palabra. Para esto publica los tres ciclos de las celebraciones
dominicales para ser celebradas en las
comunidades,
La “Tragedia del Paéz”, ocurrida en
junio de 1994, golpea de manera particular toda la infraestructura de la
Iglesia; quedan destruidos totalmente 7
de los templos, y averiados otros; cuatro casas curales y tres casas de religiosas arruinadas, el
Seminario Mayor y Menor indígena
totalmente destruidos, escuelas y
pueblos arrasados. Por lo menos 1200
muertos. Todo lo anterior provoca un
fuerte cambio en todos los órdenes de la
vida de la Prefectura, a este
gran desafío de cambio el Prefecto con los Sacerdotes y demás agentes de Pastoral trata de responder, buscando en un plan
global de Pastoral los mejores caminos de renovación.
Papel destacado juega Monseñor Jorge,
después de la tragedia de 1994. Hace parte del Consejo Directivo de la
Corporación Nasa Kiwe, creada por
el gobierno del doctor César Gaviria
Trujillo, para iniciar las tareas de reconstrucción de la cuenca del río Páez.
Viaja a Europa para conseguir recursos con
los católicos de algunas iglesias para reconstruir Iglesias, casas curales, casas religiosas y el Seminario
indígena en la finca de Minas, resguardo de Tálaga. Vale la pena anotar que a pesar de ser él, en representación de la Iglesia,
miembro de la Corporación para la reconstrucción de Paez, nunca movió
un dedo, para pedir ayuda para la Iglesia. De ahí nunca recibió ni la más
mínima ayuda por parte del gobierno para
la restauración de las obras de la Iglesia, todo se hizo con ayudas de
instituciones de la misma Iglesia tanto de Colombia como del extranjero.
En
1999 el número de sacerdotes diocesanos es ya de 9 y trabajan 12
vicentinos, se ha hecho una obra ingente de recuperación de la
infraestructura. Se reconstruyen los
templos de Mosoco, Vitoncó, Tálaga, Wila, entre otros, se construyen los Seminarios mayor y Menor indígenas y se trabaja
por la reparación de las escuelas,
destruidas por la naturaleza.
VICARIATO
APOSTOLICO
La Santa Sede, por petición de la
Conferencia Episcopal, eleva la Prefectura a Vicariato Apostólico y nombra como
Obispo titular de Budua y primer Vicario Apostólico al hasta entonces Prefecto, Mons. Jorge
García Isaza. Fue consagrado Obispo por su hermano Germán, Obispo de Caldas
(Antioquia), el 26 de marzo del año 2000.
Tiene que enfrentar serias dificultades
con los distintos grupos de alzados en armas
que aprovechándose de lo apartado de la región y de las condiciones
geográficas de la misma sientan allí sus reales para cometer toda clase de
fechorías. Logra por encargo del
gobierno, hacer los diálogos de paz con el “Quintín Lame” el ala indígena organizada y manipulada por
el “M.19”.
Más tarde tiene que soportar la
persecución de las FARC, que en tres ocasiones atentan contra su vida, después
de la primera vez, la Fiscalía general de la Nación, le insinuó salir
temporalmente de la región brindándole las seguridades necesarias y lo sacó
escoltado, sin precisar el lugar al que se retiraba.
Al cumplir la edad canónica presenta a la
Santa Sede su dimisión y se retira del Vicariato. El P. Rodrigo Restrepo Bernal,
quien se desempeñaba entonces como Rector del Seminario indígena, asume como Provicario, la dirección del Vicariato[10].
Monseñor Edgar Tirado Mazo, miembro de
la Comunidad de los Misioneros Javerianos, fue nombrado por la Santa Sede como
nuevo Vicario Apostólico de Tierradentro, y toma posesión el 31 de marzo del
2004.
COMUNIDADES
RELIGIOSAS
Misioneros Vicentinos (o Congregación de la Misión)
Como se dijo anteriormente, la
Congregación de la Misión, de San Vicente de Paúl, recibe la Misión en 1905;
establecen su primera residencia en San Andrés, luego de una breve estadía en
Tálaga, fijan como lugar de residencia a Inzá, en donde construyen una casa
para los misioneros Desde allí se
desplazan los misioneros por todo el territorio. Cuando nombran el primer
Prefecto es en Inzá en donde establece su sede, mientras construían la casa en
Belalcázar a donde se traslada después.
La segunda casa de los misioneros la establecieron en el Pueblito de la sal, más tarde el Padre
Tramecourt, funda el pueblo de Belalcázar que llega a ser cabecera del nuevo
municipio de “Paez”. Cuando la Congregación de la Misión entregó la Prefectura
apostólica de Arauca, con los misioneros de allá se hizo un sensible aumento de
los misioneros de Tierradentro. Poco a poco fueron estableciéndose las
parroquias a las que se desplazaban los Padres para los domingos y las fiestas.
Hoy son ya 13 parroquias y los Sacerdotes permanecen en
ellas.
La Congregación estableció una tercera Comunidad con sede en Irlanda, cuando en 1994 se destruyó el pueblo y las instalaciones del Seminario, la Comunidad se trasladó al lugar
de “Minas” junto con el Seminario Indígena
que construyó allí su nueva sede.
En el año 1999, la Congregación decide segregar de la Comunidad de Belalcázar
a los Misioneros que trabajan en Itaibe
y Riochiquito y agregarlos a la comunidad de Nátaga. En el año
2001 suprime la casa de Inzá, de manera que en la actualidad a comunidad de Belalcázar cuenta con 5 misioneros y el Seminario Indígena con
tres.
En la actualidad son 10 los Misioneros
Vicentinos que trabajan en el Vicariato, y desde su llegada a Tierradentro han
pasado por la misión 110 Misioneros
de la Congregación. El desarrollo de la obra pastoral y su organización se debe a su celo
apostólico y a su abnegación, que en medio de dificultades han realizado la
obra evangelizadora.
En el transcurso de la obra
evangelizadora varios Sacerdotes de la
congregación, murieron en forma heroica
en el cumplimiento de su ministerio: El P. Rogelio Rodríguez quien dio
su vida por salvar la de un obrero. El P. Arnulfo Quiceno, asesinado mientras se desplazaba a su parroquia.
Hijas
de la Caridad de San Vicente de Paúl
Llegan a Tierradentro el 8 de diciembre de 1917, comienzan por
visitar a los pobres, inician un pequeño dispensario que con el
tiempo habría de convertirse en centro de Salud
y que dio origen al Hospital que
lleva el nombre de San Vicente de Paúl.
Este lo dirigieron hasta cuando por las políticas impuestas al Estado, por los
organismos antinatalistas internacionales, las religiosas se convirtieron en
personas demasiado incómodas para sus
prácticas inmorales y el Ministerio de salud, se dio las trazas para presionar
su salida.
Desde el principio dieron comienzo
también al trabajo de educación, primero una pequeña escuela en Belalcázar, que llega luego a convertirse
en Normal Superior Nacional que lleva el nombre de quien la hizo posible y
apoyó de mil maneras: Mons. Enrique
Vallejo., por la que han pasado centenares de estudiantes en su larga
vida. Después del 94 las Hermanas tuvieron que suprimir el
internado en la Normal, ya que las mismas Hermanas habían perdido el lugar donde vivían en las instalaciones
del centro educativo, Entonces
decidieron construir su propia casa aparte de la Normal en terreno que el
Vicariato les donó para tal efecto
También en Inzá comienzan la obra de
dispensario y el de la Educación en la Escuela Santa Luisa de Marillac, por
donde han pasado centenares de inzaeños
en su larga vida. En el año 2002,
las Hijas de la Caridad toman la
determinación de retirarse de esta
obra, por falta de personal.
Por los años de 1975, la Provincia de Cali hace una fundación
en Wila, para acompañar a los indígenas y desarrollan allí su trabajo en la promoción de la Comunidad y
en la Dirección de la escuela. La tragedia de junio de 1994 destruyó su casa,
junto con el pueblo, pero no su generosa entrega; acompañan a los indígenas en
su reubicación en Rionegro, Huila, y un poco más de un año después, establecen
una nueva casa en Vitoncó sin abandonar a los indígenas de Rionegro. Es de
notar que las Hermanas estuvieron por un tiempo acompañando la nueva
experiencia del Seminario Indígena en Irlanda
La presencia de las Hijas de la
Caridad, a través de sus diversas obras apostólicas, ha sido para la Iglesia de
Tierradentro uno de los pilares en la labor de la evangelización, de manera
particular en la formación de los Maestros ya que un altísimo porcentaje de
quienes trabajan en la educación en Tierradentro deben su formación a las Hijas
de la Caridad.
Hermanas
Misioneras de la Madre Laura
El 6 de enero de 1941 llegaron a Vitoncó para establecer allí su primera
casa en Tierradentro, por gestión hecha por Mons. Enrique Vallejo a petición de
los indígenas; allí se dedicaron a la obra de la evangelización y la educación.
Del lugar se retiraron, cuando la tragedia del terremoto de 6 de junio de
1994.
Se establecieron en la
comunidad de Wila el 16 de abril de 1944
y en Toez el 16 de julio de 1946 de donde salieron después que en hechos oscuros les incendiaron esta
última casa. Entonces el Prefecto Apostólico les pidió trasladarse a Santa Rosa
para hacerse cargo de la escuela como en
efecto lo hicieron el 23 de noviembre de 1952. Esta casa la cerraron en 1995.
En Calderas establecieron una casa el
19 de noviembre de 1951, encargadas también de la evangelización y la educación, pero
cerraron la obra en diciembre de 1992.
Para encargarse de un internado en Guanacas llegaron las Hermanas el 4 de
octubre de 1952, su labor ha sido de mucho mérito, hoy la obra ha tenido una evolución y se ha
convertido en un bachillerato con énfasis en lo social y comunitario. Son 5 el
número de las hermanas que allí trabajan.
El 20 de agosto de 1980, la comunidad
establece una casa en Belalcázar para que sirviera también de lugar de estadía
de las Hermanas que llegaban de las distintas misiones de la región, hoy la comunidad de 3 hermanas, trabaja en la
pastoral de enfermos y en la catequesis de la Parroquia y una de las Hermanas
presta su colaboración en la secretaría de la curia.
Desde la primera fundación hasta el
presente han prestado sus servicios en
Tierradentro una 250 Misioneras de la Madre Laura.
Hermanas
de San Juan Evangelista
El 21 de agosto de 1980, las Hermanas de San Juan Evangelista,
invitadas por el entonces Prefecto Apostólico Mons. Germán García Isaza, llegan
a trabajar en la Prefectura Apostólica. Fueron las primeras: Hna. Inés García
Isaza, Hna. Luz Mary Peñuela y Hna. Maribel Pertuz.
El 1º de septiembre, se hacen cargo del
D.I.T: (Desarrollo integral de Tierradentro)
organismo de la Prefectura que buscaba el desarrollo integral como su
nombre lo expresa, y que era patrocinado por
la Organización alemana “Misereor”.
El 21 de febrero de 1995, después de
seis meses de haber sufrido Tierradentro los rigores del terremoto y de la
avalancha del 6 de junio del 94, El Prefecto Apostólico emprende una
reorganización de las actividades Pastorales formando para ello
“Departamentos”, que tienen a su cargo
las diversas áreas Pastorales.
Las Hermanas de San Juan
Evangelista toman a su cargo el
Departamento de la “Pastoral Social” y en esta actividad cumplen un papel
importante en la recuperación y ayuda a los damnificados del desastre y
organizan con la Asesoría de la Pastoral Social de la Conferencia Episcopal las
diversas actividades sociales de Pastoral.
Durante
los 18 años de trabajo apostólico y misionero de la Comunidad de las
Hermanas de San Juan, han prestado sus
servicios en Tierradentro 27 miembros de dicha comunidad
Hermanas
Franciscanas de María Auxiliadora
El 9 de abril de 1992, siendo Prefecto
Apostólico Monseñor Jorge García Isaza, llega la Hermana Rosa Elena Giraldo Urrea, en nombre de la Superiora Provincial,
acompañada de las dos primeras Hermanas Franciscanas para iniciar la
experiencia apostólica en la Prefectura: Acompañar a los jóvenes paeces en el
Seminario Indígena en su proceso de formación y proyectarse en algunas
comunidades para ayudar en su desarrollo integral principalmente con la
mujer.
El 21 de febrero de 1994, se erigió
canónicamente la fraternidad a la que se le dio el nombre de “Dyu’s Quiwe” (Tierra
de Dios). Desde los inicios hasta hoy
han participado en la Misión Apostólica
11 Hermanas. En la
actualidad son cuatro los miembros de la
fraternidad.
INDOLE
DE LOS PAECES
En la mayoría de los escritos de
los conquistadores españoles cuando hablan de los nativos que encontraron
en las Antillas y en las costas del norte del Continente, los llaman “Caribes”
de cuya palabra sacaron el de
“Caríbales” o “Caníbales” atribuyéndoles
así la característica de crueles y antropófagos.
Es interesante nota la forma como describe Cristóbal Colón,
después de su primer viaje, tanto a los nativos que encontró como la misma isla “La Española” en donde desembarcó el 12 de octubre de 1492 : “ Un mundo paradisíaco habitado por buenos salvajes, sencillos y de
natural pacífico.” También cuenta, y en varias ocasiones, la estampa de
terror que en los indios despertaban sus
preguntas sobre el gran “Can” y los “Cani”, pues le hablaron de quienes
asaltaban y robaban sus costas para llevarse gente que jamás volvían a ver. Quizá
esta es la causa de que los españoles ya desde por lo menos el segundo y tercer viaje al
nuevo mundo cuando los primeros desastres (1494 y 1498) y enfrentamientos, describieron a todos los nativos como
agresivos y caníbales, generalizando esta apreciación.
Pero también podemos leer en Fray Bartolomé de las Casas en su “Brevísima
relación de la destrucción de las Indias” (Sevilla 1552 Colección de
Tratados) lo siguiente : “ Todas estas e
infinitas gentes a toto genere crio Dios los más simples, sin maldades ni
dobleces, obedientísimas y fidelísimas a sus Señores naturales” Naturalmente
que esto hay que verlo en el contexto de la
famosa polémica en Valladolid , entre Sepúlveda y Las Casas.
Lo anterior creo que nos da una pista para entender
la forma como generalmente han descrito a los paeces, como belicosos, aguerridos, crueles,
desconfiados, perezosos. “Cada cual habla de la fiesta según como le haya ido
en ella.”
Se pueden hacer algunas otras
consideraciones para describir a los Paeces. Si nos atenemos a lo que antes se estudió sobre la historia
de los desplazamientos de los habitantes de Tierradentro, hasta llegar aquí, nos damos cuenta de que aunque de origen
Caribe, sin embargo ellos habían llegado a adquirir para su subsistencia las
costumbres de “ recolectores” y “cazadores”, un tanto nómadas, más que la
de guerreros.
Aunque como sucedía a todos los
nativos de América, cuando después de haberse poblado, se fueron
dividiendo a lo largo de los siglos en multitud de grupos que iban
desplazándose, en muchas ocasiones
debían enfrentarse, ya fuera para conquistar territorio o fuera para solucionar
conflictos de diversa índole entre ellos.
De las dos realidades anteriores puede colegirse que la caracterización que les dieron los
conquistadores de “guerreros” y “belicosos”, por el hecho de haber triunfado
muchas veces en los enfrentamientos se debe más bien a la característica de que como cazadores, tienen una habilidad
especial para obrar con mucha cautela, desplazarse por la selva
sin ser notados, diseñar
estrategias de ataques sorpresivos en contra de sus enemigos como cuando buscan
una presa, desconcertando a sus
oponentes cuando los atacan. A esto se sumaba
la experiencia guerrera
adquirida en los múltiples encuentros
que tenían que sostener con los otros
grupos nativos; y no hay que negar que en ocasiones, sus manifestaciones de
crueldad eran consecuencia de sus deseos
de venganza por los resentimientos que
sienten la mayoría de los naturales de América latina por la forma como eran tratados en la Conquista.
La índole pues de los paeces tomando
varias fuentes podemos describirla así:
Son de naturaleza independiente y no
reconocen dependencia fuera de la que deben a la autoridad de su grupo,
familiar o tribal (hoy esto se ve claramente en relación con su cabildo), que
es su única Autoridad; los esfuerzos que se han hecho para establecer una
autoridad que agrupe a los cabildos no logran plenamente sus objetivos. Han logrado una cierta coordinación pero prima el interés del pequeño grupo de su
cabildo aunque se dan cuenta de los beneficios que pudiera reportarles; lo
anterior me parece que hoy está todavía
más acentuado por el hecho de que se ha perdido mucho la fuerza de la autoridad
de los cabildos pues se han dejado de nombrar como autoridades a aquellos
miembros de la comunidad de experiencia , para dar paso a nombramientos de jóvenes que en muchas ocasiones no tienen
todavía la madurez necesaria y desconocen sus costumbres y tradiciones, y más bien están motivados por intereses
personales y económicos, ya que hoy el cabildo administra las
famosas “transferencias” que antes no tenían. Por eso hoy se hacen campañas
y se tejen intrigas con el deseo de ser nombrado como autoridad, lo que antes jamás ocurría entre los paeces
Reservados y calculadores. Esto les
permite mantener su independencia, sin tener que comprometerse. Pero saben
aprovecharse de las circunstancias para sacar buen partido de ellas. Esto les
ha llevado a ser atenidos, de manera que con el menor esfuerzo esperen
de fuera recursos sin necesidad de trabajarlos.
En general son muy interesados y generalmente esperan la recompensa por
lo que hagan, pero por otra parte es muy raro que expresen algún agradecimiento a quien les
haga un favor, o que conserven la
memoria de quienes hayan trabajado por
ellos, inclusive hasta entregar su vida; dan la impresión de que están
convencidos de que todo les es debido,
la gratitud no parece ser uno de
sus valores. Como trabajadores dan la impresión de ser perezosos. Es curioso constatar cómo los Paeces cuando
trabajan fuera de su territorio son
calificados como excelentes trabajadores, pero en su propia tierra dan la impresión contraria.
En cuanto al amor a la tierra, de que
hablan tanto los antropólogos, parece
más bien ser una de esas interpretaciones
que se dan por verdades pero que no responden a una realidad. Su cosmovisión, si bien es cierto que como sucede a casi
todos los grupos humanos de América,
esta muy condicionada por la tierra,
sin embargo no se ve que tengan un afecto especial o un
especial apego y respeto a la
tierra. La explotan en cuanto y hasta
cuando les produce. Cuando ya no les produce simplemente la abandonan. De hecho sus parcelas no son suficientemente explotadas. En
Tierradentro el 62% de las tierras
aprovechables, no están aprovechadas.
Además como utilizan la quema como método de preparación para la
siembra, el deterioro de las tierras y
el agotamiento de las aguas no auguran
un futuro muy promisorio para las generaciones futuras en Tierradentro.
Conservan el secreto resentimiento por
los sufrimientos que les causaron las injusticias de la conquista y el abandono
en que vivieron por centurias, esto los
hace rencorosos y difícilmente perdonan la ofensa recibida, lo que suele llevarlos a expresar a veces en forma
violenta sus sentimientos y su
animadversión hacia los que no son de los suyos.
Tienen una capacidad admirable para soportar
el sufrimiento y el dolor. Son afectuosos pero son muy poco expresivos, o
mejor yo diría que la expresión de su
afecto tiene otras manifestaciones que quizá no alcanzan a entender quienes no
sean de su misma índole y raza, o que
simplemente no se ha desarrollado suficientemente su vida afectiva por falta de estímulos, ya que cuando los niños pasan sus primeros
años pegados prácticamente a la madre, después ya no reciben casi ningún signo
de cariño, de ahí que quien no los conozca, puede equivocadamente pensar que son fríos y sin sentimientos.
El amor a los hijos de manera
particular de parte de la mujer es muy grande,
y en cuanto al varón se siente
realmente prolongado en la existencia de los hijos a los que mira crecer con un cierto respeto. Tienen un sentido muy
especial para mirar la realidad del
desarrollo de la vida, el hijo está muy dependiente de la madre durante sus
primeros años, pero luego va adquiriendo una independencia que sus padres respetan de manera casi
natural. Los niños asisten a las
reuniones de los mayores en forma libre y voluntaria, nadie se los impide y
aunque no intervienen, es una forma de
aprendizaje y de experiencia que los
orientará en el mañana
Antes del matrimonio, las
relaciones entre los sexos no deja de
ser bastante libre, se dan con mucha
frecuencia las relaciones y
abusos entre parientes. Es muy común el
caso de los juegos sexuales de los niños
y niñas de las escuelas cuando tienen que hacer el camino de regreso a sus
casas por veredas más o menos solitarias.
A esto contribuye el estilo de sus viviendas, en las que con frecuencia
el dormitorio de los padres y los hijos es común, lo que se presta a un aprendizaje natural, que no tiene
ninguna orientación.
Se formaliza la unión de ordinario cuando la mujer queda
embarazada; entonces el varón, o se queda a vivir en la casa de ella,
o, lo que es más ordinario se la lleva a
vivir en la casa de sus padres; conviven así durante un tiempo más o menos largo, mientras tanto
el hombre buscará independizarse de la casa de los padres, ya porque estos le
asignan una parte de la tierra para que trabaje o porque el Cabildo se la
adjudica, entonces tendrá su propia casa y buscará con el tiempo “casarse”, de
ordinario urgido por sus padres.
Después de haber formalizado la relación de pareja se manifiesta una fuerte dependencia de la
mujer, el hombre se siente dueño absoluto y
su machismo lo lleva a considerarse el amo.
REFLEXION
Al reflexionar serenamente sobre la realidad que hoy vive la región de
Tierradentro, hay muchas cosas que
siembran inquietudes y marcan serios
interrogantes para el futuro.
Dos acontecimientos ocurridos en
la década de 1990-2000, han marcado de manera definitiva
la situación de Tierradentro determinando para ella una ruta en una dirección distinta, que
se traducen en una serie de cambios profundos
en las infraestructuras y unas transformaciones en los comportamientos
sociales y culturales que bien valen la
pena analizar.
La
Constitución de 1991, y la tragedia que se vivió en Tierradentro con la
avalancha del Páez en junio de 1994, son dos acontecimientos que cambiaron
fuertemente la vida de Tierradentro y enrutaron
su camino por una dirección totalmente distinta.
FUENTES
BIBLIOGRÁFICAS
Las fuentes que aquí enumero no han
sido consultadas todas, para estos
apuntes. Son las que he encontrado en diversas obras y que quizá puedan servir
a los estudiosos que escriban sobre
Tierradentro. No tienen ningún orden ni de importancia ni cronológico.
Corpus
Hispanorum de pace (Archivo de Indias), Consejo
Superior de Investigaciones Científicas. Madrid 1986.
ARENAS PAZ Belisario. Guía Geografica de Colombia. 2ª edición.
Bogotá 1928.
Restrepo Daniel. La Compañía de Jesús en Colombia.
Bogotá 1940.
CHÁVEZ Álvaro y PUERTA Mauricio. Tierradentro. Bogotá 1976.
CUERVO MÁRQUEZ Carlos. Estudios Arqueológicos y etnográficos.
Biblioteca de la Presidencia 1887.
DE VELASCO Juan. Historia
del Reino de Quito en la América Meridional. 1786.
FRIEDE J. Los Andaquí – Historia de la
aculturación de una tribu selvática en
Méjico. 1974.
FRIEDE J. Chibchas bajo la Dominación Española. La Carreta 1974.
González David. Los Paeces (Edit. Rueda
– Robo literario sin fecha pag 37)
AGUADO Fray Pedro. Recopilación Histórica.
CUERVO M. C. Los paeces, estudios arqueológicos y etnográficos. Kelly. Bogotá
1956.
PUERTA RESTREPO, Mauricio. Valores culturales de Tierradentro.
Instituto Colombiano de Antropología.
Santafé de Bogotá 1987.
RAPPAPORT, Joanne. Tierra Páez. La etnohistoria de la defensa territorial entre los paeces
de Tierradentro-Cauca. Monografía de grado. 1982.
GONZALEZ, David. Los paeces o genocidio y luchas indígenas en Colombia. La Rueda
Suelta.
BELTRAN PEÑA, Francisco. La utopía mueve montañas. Editorial
Nueva América. Bogotá 1989.
DE MERCADO, P. Historia de la provincia del Nuevo Reino de Quito, de la compañía de
Jesús. Tomo IV. Biblioteca de la
Presidencia de la República de Colombia. Bogotá 1957.
[1] Es
de notar que en la actualidad hay un
litigio entre el Departamento del Cauca
y el Departamento del Huila por el territorio
del Nevado del Huila. El Cauca
pretende que todo el nevado le
pertenece, y el Huila afirma que la línea divisoria de los departamentos está en la cúspide
del Nevado. La verdad es que este
litigio muy difícilmente se solucionará
por las condiciones no solo carentes de sentido sino impracticables que
tiene el estado Colombiano para estos casos. Quizá cuando en el futuro un poco lejano la fuerza de los pueblos se determine por la
riqueza hídrica, entonces se buscará una solución.
[4] RODRIGUEZ, Juan Manuel. El Marañón
y Amazonas. Historia de los descubrimientos, y reducción de naciones, trabajos malogrados de al2gunos conquistadores y dichosos de
otros, así temporales, como espirituales. En las dilatadas montañas y mayores
rios de América. Imprenta de Antonio González Reyes. Madrid, 1684. p. 24. Datos tomados de la
tesina de Grado del Padre Homero Marín Arboleda, titulada “Algunos aspectos de
la Evangelización inculturada en la Prefectura Apostólica de Tierradentro”.
Universidad Urbaniana. Roma Italia, 1995.
[6] PACHECO, Juan Manuel. Los Jesuitas
en Colombia. Tomo I. p. 360. Datos que son tomados de una de las fuentes más antiguas:
"Letras Annuas de la Compañía de
Jesús en la provincia del Nuevo Reino de Granada. 1643, pp. 16-38. Fueron publicadas en Zaragoza-España en el año
de 1645. Sebastián Hazañero fue uno de los padres provinciales durante estas
misiones.
[7] Ibid., pp. 360.
[8] CUERVO M. C., op. cit. p. 278.
[9] Ibid. p. 278
[10] Estos
apuntes los había empezado a escribir cuando estaba en el Vicariato, en donde
tenía no solo libros de consulta sino también todo el interés de la misión,
cuando luego, sucede el nombramiento del nuevo Vicario Apostólico en la persona
de Monseñor Edgar Tirado, de la Congregación de los Padres Misioneros
Javerianos. Me parece que se presenta a
la Congregación de la Misión y en
particular a la Provincia a Colombia, una situación nueva que responde
a una disyuntiva, Si permanece vigente el “Jus Comisionis”, o si ya no
tiene vigencia, para ambos casos , según mi humilde parecer, los Superiores
provinciales, tendrían que clarificarlo, para obrar de acuerdo con la realidad.
Conocía del gusto de Mons. Jorge por la historia de Tierradentro, pero no de que hubiese llegado a escribir un texto sobre ella. Incluso, fue una de las personas que más nos apoyó en 1997 para la edición del libro: “Páez: ayer, hoy y siempre”. Pocos días antes de retirarse del Vicariato, me regaló algunos apuntes que tenía sobre la historia de nuestra región, apuntes que conservo por el gran valor que tienen.
ResponderBorrarSé que muchos no estarán de acuerdo con algunos de los apuntes que Mons. hace, pero como él mismo lo dice: “Quien los lea, puede utilizarlos como a bien tenga y puede estar de acuerdo o no con lo que escribo”. Buen trabajo que servirá para “seguir escribiendo la historia de Tierradentro”.
Muchas gracias por este gran aporte. Para quienes trabajamos en Tierradentro nos ayuda a comprender muchos asuntos
ResponderBorrar¿cuándo se publico el articulo ? es para la citación gracias...
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